LA REVUELTA QUE PUDO CAMBIAR LA HISTORIA DE ESPAÑA

Debilidad en Soria y retraso en Valladolid y Palencia

Enrique Berzal / CyLTV

Débil resultó también el levantamiento comunero en Soria, a pesar del entusiasmo inicial y de las supuestas matanzas que refiere en su crónica Prudencio de Sandoval. Además, cuando el 29 de septiembre se frustró la tentativa de subvertir la ciudad en pro de las Comunidades y dos de sus promotores fueron ahorcados, muchos huyeron.  Soria, como Ávila, se mantuvo en las mismas posiciones que Burgos, abandonando la Junta a finales de 1520 y rompiendo implícitamente con ella a partir de enero de 1521.

Finalmente, el incendio de Medina del Campo provocará la entusiasta y no siempre pacífica adhesión de ciudades como Valladolid, donde los comuneros quemaron varias casas y cambiaron todos los cargos, obligando a huir a los miembros del Consejo Real y al mismo cardenal Adriano.

El fervor comunero en Palencia se desató con el nombramiento, en agosto de 1520, de Pedro Ruiz de la Mota como nuevo obispo; el 28 del mes siguiente, una rebelión urbana incendió la casa del corregidor, Sebastián de Mudarra, que se vio obligado a huir. Dos meses más tarde, una asamblea general otorgaba plenos poderes a Gonzalo de Ayora, enviado por la Junta y, tras una rápida recluta de soldados, los días 13 a 15 de diciembre se constituía la comunidad palentina organizada en torno a Ayora y a su moderado capitán, Diego de Castilla.

Otros comuneros célebres de la ciudad fueron el chantre de la Catedral, Pedro de Fuentes, los licenciados La Torre y Espina, el alguacil Pacheco y los vecinos Ricote, Miguel de Aragón, Andrés de Villadiego el Mozo, y Francisco Gómez Delgado. El ardor comunero en Palencia lo solidificará, ya en diciembre de 1520, el obispo Antonio de Acuña, artífice de un impactante movimiento en Tierra de Campos.