La sexta huelga general de 24 horas de la Democracia en España se hizo notar con especial relevancia en los centros históricos de las nueve capitales de provincia de Castilla y León. Concentraciones ciudadanas y piquetes informativos, a los que se sumó una importante protesta estudiantil, colapsaron el tráfico a primera en una jornada en la que la producción industrial se vio afectada por un paro, que tuvo escasa repercusión entre las administraciones.

La de hoy ha sido una huelga atípica, no tanto por el seguimiento en Castilla y León, bastante desigual dependiendo de los sectores, sino por el empeño de los sindiactos en implicar a toda la sociedad en su protesta. Un cambio de estrategia que ha cambiado también el escenario de los piquetes, que se mueven, de los polígonos a las ciudades. Los sindicatos dicen que esta huelga tiene un carácter más social.

La jornada de protesta tuvo especial incidencia en el sector industrial, con los mayores índices de seguimiento en factorías como Nissan (en Ávila), Bridgestone (en Burgos), el sector minero en León o la comarca soriana del Moncayo, además de dejarse sentir con especial fuerza en los transportes urbanos y de mercancías, con incidencias aisladas en Burgos, Palencia y Salamanca. Además, el seguimiento de la movilización disfrutó de escasa repercusión en las administraciones públicas de la Comunidad, y su impacto en el comercio fue prácticamente nulo.

En el capítulo de incidencias, a las tres de la madrugada agentes del Cuerpo Nacional de Policía detuvieron a cuatro personas que se encontraban en un vehículo en la capital leonesa por la posesión de un artefacto explosivo de potencia media, según los Tedax, que podría haber causado “graves daños a las personas o cosas próximas” de haber hecho explosión, según valoró el delegado del Gobierno en Castilla y León, Ramiro Ruiz Medrano.