PREMIOS GOYA 2011 |

Noche de Goyas para Castilla y León

El salmantino Rodrigo Cortés, el vallisoletano Ramón Margareto y el segoviano David Pinillos se alzaron con la estatuilla, y el corto rodado en Medina del Campo 'Una caja de botones' también consiguió un galardón.

rtvcyl.es
C.C.P. / ICAL

Era la noche de los Premios Goya con mayor número de aspirantes a la estatuilla procedentes de Castilla y León de los 15 años de historia de los galardones, y la velada se saldó con tres estatuillas para la región, además de otra para un corto rodado en la localidad vallisoletana de Medina del Campo ('Una caja de botones', de la madrileña María Reyes). El orensano criado en Salamanca Rodrigo Cortés (Goya al mejor montaje, además de otros dos para su segundo largometraje, 'Buried'), el vallisoletano Ramón Margareto (Goya al mejor corto documental, por 'Memorias de un cine de provincias') y el segoviano David Pinillos (Goya al mejor director novel) se alzaron con la estatuilla.

Tras el brillante monólogo inicial de Andreu Buenafuente, donde bromeó con Rodrigo Cortés ("rodó toda su película en una caja; si la hubiera hecho ahora tendría que haber sido en un banco", aseguró antes de recordar que el salmantino rueda estos días con DeNiro), la primera presencia castellana y leonesa en el escenario llegó de la mano de la palentina Elena Anaya, encargada de anunciar, en un vestido verde de gasa, que Karra Elejalde era el ganador del premio al mejor actor de reparto por su trabajo en 'También la lluvia', de Icíar Bollaín, que inauguró la pasada Seminci.

El salmantino Víctor Reyes vio a continuación cómo se esfumaban sus opciones al Goya a la mejor canción original (que recayó en Jorge Drexler, por su trabajo para 'Lope') y a la mejor banda sonora original (que recayó en Alberto Iglesias, por su colaboración con Bollaín), antes de que 'Buried' se hiciera con el primero de los tres 'cabezones' que conseguiría a lo largo de la ceremonia, al mejor sonido. "Gracias a Rodrigo y a Víctor Reyes, que también forman parte del sonido de esta película", subrayaron desde el escenario Urko Garai, Marc Orts y James Muñoz.

Acto seguido, instantes antes de las 23.00 horas, María Reyes subía a recoger el Goya al mejor corto de ficción por su trabajo en 'Una caja de botones', premiada como mejor proyecto en la Semana de Cine de Medina del Campo hace dos ediciones, y rodado casi en su totalidad en el municipio vallisoletano. La actriz, convertida ahora en directora, protagonizó uno de los momentos más emotivos de la noche, emocionada y con voz temblorosa, tuvo que apoyarse con ambas manos en el atril para poder agradecer el galardón a su productor, Juan Vicente Córdoba, que cogió el micrófono poco después para dar las gracias a "Pablo Blanco, de la productora Eloisa; el ICAA, por su labor desde hace años con la cantera del cine español" y su "mayor agradecimiento a Emiliano y Eduardo, los directores del festival de Medina del Campo. Sin ellos no hubiera sido posible realizar este cortometraje".

Tras romper el hielo, el cine de la región ganó protagonismo con el Goya al mejor cortometraje documental para Ramón Margareto, por su nostálgico homenaje al Cine Ortega de Palencia. Nervioso y con voz inicialmente temblorosa, el cineasta agradeció el premio "al cine Ortega de Palencia, a Medina de Rioseco, a Valladolid, a Castilla y León y a Móstoles", ciudad esta última donde reside en la actualidad.

Velada de emociones

Instantes después, el soriano criado en León Carlos Álvarez veía cómo 'Bicicleta, cuchara, manzana', de Carles Bosch, se alzaba con el Goya al mejor largometraje documental, superando en la votación a su 'Ciudadano Negrín', y sobre las 23.42 horas le llegaba el turno al segoviano David Pinillos, reconocido como mejor director novel por 'Bon appétit'. Tras resoplar y confesar ante el micrófono "qué nervioso estoy", el montador habitual de Daniel Sánchez Arévalo dedicó el premio a todos sus "grandes aliados en la película", a su familia, a su pareja Verónica (que por la emoción apenas podía sostener la cámara casera con la que le estaba grabando) y a sus "amigos del Condado de Vermont". "Permitámonos el lujo de soñar, porque a veces los sueños se cumplen", sentenció.

El vídeo in memoriam dedicado a los fallecidos en los últimos doce meses recogió entre otros al añorado escritor vallisoletano Miguel Delibes o al productor Paco Marsó, cuya ex pareja, Concha Velasco, fue el primero de los rostros que enfocaron las cámaras tras la proyección mientras la actriz aplaudía el tributo en compañía de su hijo Manuel.

Y tras la irrupción del espontáneo Jimmy Jump en el momento álgido de la noche (justo cuando se tenía que anunciar que Javier Bardem era el ganador del premio al mejor actor), Rodrigo Cortés subía al escenario para recoger su Goya al mejor montaje. Ya había subido antes a por el premio al mejor guión, en nombre del norteamericano Chris Sparling, pero a la 0.19 horas el premio era, esta vez sí, para él. "Ahora sí, tengo un Goya como una olla", bromeó antes de agradecerle el trofeo al propio guionista, a su pareja Susana (entre el público) y a todos los académicos "por su evidente falta de criterio".

El cine de la Comunidad también recibió otro guiño cariñoso por boca de Mario Camus, quien citó a Basilio (Martín Patino, realizador salmantino) entre los compañeros de generación a quienes les estaba agradecido, e instantes después el chileno Matías Bize, descubierto en la 50ª Seminci (donde se convirtió en el director más joven de la historia del certamen en conseguir la Espiga de Oro gracias a 'En la cama'), consiguió el Goya a la mejor película hispanoamericana por 'La vida de los peces'.

Y ya con la velada en su recta final, fue Juan Luis Galiardo quien dedicó unas palabras llenas de cariño para anunciar la candidatura como mejor actriz de la palentina Elena Anaya ("amiga y compañera de mil batallas, gracias por abrirnos el cielo en esas cuatro paredes de un hotel en Roma", le dijo"), pese a que finalmente el premio acabó recayendo en la barcelonesa Nora Navas, protagonista de la gran triunfadora de la noche, 'Pa negre', de Agustín Villalonga, film que convirtió en Goya nueve de las 14 nominaciones con que llegaba a la gala.