PIRAGÜISMO | Descenso Internacional del Pisuerga

50 años surcando las aguas del Pisuerga

  • El Descenso del Pisuerga ha contado entre sus participantes y ganadores con palistas internacionales procedentes de Australia, Israel, Gran Bretaña o Irlanda, y con los españoles más laureados.

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Fue un grupo de amigos que durante una excursión se 'enamoró' de un descenso en piragua en el alto Sella (Asturias) el que hace más de medio siglo tuvo la idea de organizar algo parecido en el río Pisuerga a su paso por Alar del Rey (Palencia).

Hoy, el Descenso Internacional del Pisuerga, Fiesta de las Piraguas cumple 50 años de existencia y se ha convertido en un evento de primer orden tanto desde el punto de vista deportivo, por estar entre las cuatro internacionales que se celebran en España, como turístico, ya que cuenta con la declaración de Fiesta de Interés Nacional.

Además, está considerada el primer acontecimiento turístico-deportivo por el I Congreso de Turismo de Castilla y León y es el segundo descenso en importancia de España tras el asturiano del Sella.

El momento más importante de este evento, que este año por ser el de su 50 edición se prolongará durante cuatro días, tiene lugar este viernes cuando el Pisuerga acoge el descenso con la participación de palistas de cinco nacionalidades, los más prestigiosos piragüistas españoles y miles de entusiastas seguidores.

El presiente de Comité Organizador y del Centro de Iniciativas Turísticas de Alar del Rey, Jesús Medrano, lleva al frente de la organización 35 años tras coger el relevo a Cecilio Fernández, uno de los fundadores de la prueba. Relata que ese grupo de amigos excursionista que descubrió la belleza de cabalgar sobre las aguas pensó que su río, el Pisuerga, era al menos tan bonito como el Sella y reunía requisitos y condiciones muy similares que le hacían apto para que las piraguas surcasen sobre él.

Así, en el año 1965 se celebró la primera edición. Ya entonces, asegura Medrano, tuvo una gran aceptación porque fueron muchos los curiosos que se acercaron hasta Alar del Rey para ver la ocurrencia de “aquellos locos” en un lugar donde el piragüismo era un deporte totalmente desconocido.

Contó con la participación de 47 embarcaciones y los ganadores fueron la legendaria pareja de Arriondas (Asturias) formada por Juan Fernández y Javier Gutiérrez, a quienes en esta edición se le realizará un homenaje en las personas de sus familiares.

Desde entonces, el evento fue creciendo año tras año incorporando nuevas actividades hasta convertirse en una fiesta de primer orden en la que no faltan el baile, en este caso del collar, las reinas y sirenas coronadas, la presencia del rey Neptuno acompañado sus hijos los tritones del Pisuerga o una gran paellada para 1.000 personas con la que agasajar y agradecer su ya incondicional presencia.

Jesús Medrano reconoce que en este medio siglo ha habido altos y bajos, pero que aún así la participación siempre ha sido elevada. El año que más embarcaciones tomaron la salida se contaron hasta 193 piraguas.

El responsable de la organización del evento puntualiza que las propias características del río, muy exigente, y del trazado por el que discurre la prueba con presas, corrientes y rabiones hace inviable que puedan tomar parte como en otras varios cientos de embarcaciones.

Los mejores nacionales e internacionales

El Descenso del Pisuerga presume de haber contado entre sus participantes y ganadores palistas de talla internacional procedentes de Australia, Israel, Gran Bretaña o Irlanda, así como a los españoles más laureados. Algunos de ellos, entre los que está el ya veterano australiano Klaus Peyrl, pasarán estos días en Alar para participar en los diferentes eventos organizados con motivo del 50 aniversario y formarán parte de un homenaje.

Además, el espectáculo que proporcionan año tras año las piraguas surcando las aguas del río atrae a miles de personas. Hasta 5.000, puntualiza el organizador de la fiesta, que se dispersan a lo largo y ancho de los 17 kilómetros del recorrido repartidas por orillas, puentes y presas.

En su recorrido, los participantes tienen que salvar sobre sus piraguas cinco presas y diversos rabiones (corriente de río en la que por su estrechez o por la inclinación del cauce se hace violenta). Por su espectacularidad destacan las presas de Mave, la de Nogales y la de la fábrica del campo, así como el rabión del Diablo que pone a prueba la habilidad de los piragüistas. Y, muy cerca de la línea de meta, se abre un angosto tramo que incluye el puente de las Monjas y el túnel de la Muerte.

Además de la espectacularidad del descenso, la fiesta se presenta como una gran oportunidad para descubrir los atractivos turísticos del entorno, tales como el nacimiento del Canal de Castilla, sus dársenas y almacenes, la fuente de la gallina o restos de patrimonio industrial que incluye un depósito de agua que abastecía a las máquinas de vapor. Imposible pasar por alto para los amantes de este deporte la visita al monolito en el que los campeones del descenso ven colocado su nombre cada año.

Tras medio siglo de existencia de la prueba, Jesús Medrano mira al futuro con optimismo convencido de que la lucha del hombre contra los elementos naturales en escenarios semisalvajes hacen del piragüismo un deporte hermoso y emocionante que le harán mantenerse mientras el Pisuerga tenga aguas que surcar.