El canto del Miserere ha roto esta madrugada el riguroso silencio que se guardaba en la plaza de Viriato de Zamora al paso de la procesión de Jesús Yacente, en uno de los actos principales de la noche más importante de la Semana Santa zamorana, declarada de interés turístico internacional.
Un centenar de integrantes del coro de la hermandad han entonado el Miserere del padre José María Alcocer ante cientos de turistas y junto a una imagen de Jesús Yacente que data del siglo XVII y cuya autoría se atribuye a Francisco Fermín, un discípulo del imaginero Gregorio Fernández.
El canto del Miserere, introducido por esta hermandad en el año 1952, constituye actualmente uno de los momentos cumbres de la Semana Santa de Zamora al conservar la estética tradicional, la sobriedad y el recogimiento que caracterizan los desfiles procesionales de la ciudad.
Tras dos horas y media de procesión por las calles del casco histórico de Zamora, los más de mil cofrades de la Penitente Hermandad de Jesús Yacente llegaron a la una y media de la madrugada a la plaza de Viriato.
El silencio que reinaba al paso del desfile se rompió entonces con las voces del coro de la hermandad que entonaron el "Miserere mei Deus, secundum magnam, misericordiam tuam...".
Este año el recorrido procesional sufrió modificaciones por las obras de rehabilitación que se acometen en la iglesia de Santa María la Nueva, lo que ha obligado a que el punto de inicio y conclusión del desfile se haya trasladado a otro de los templos románicos de Zamora, el de San Cipriano.
Los cofrades visten túnica y caperuza de estameña blanca rematada con puños ribeteados de morado y un fajín del mismo color. Al paso de la procesión, las luces de las calles se apagan y la única iluminación procede de las teas de vela roja que portan los penitentes, que en su mayoría caminan en sandalias o descalzos.
En el desfile, los hermanos van colocados según el color del cordón de sus medallones, que se le asigna dependiendo de la fecha de ingreso en la hermandad.
En medio del desfile procesionan cuatro niños que portan una corona de espinas y tres clavos de plata, símbolos que figuran en el anagrama de la hermandad. Otro de los detalles característicos de esta procesión son las tres cruces de madera de más dos metros de largo, que son arrastradas cada una de ellas por un hermano.
Tras el desfile de la Hermandad de Jesús Yacente, que se celebra desde 1941, le ha seguido en la madrugada del Viernes Santo en Zamora el de la cofradía de Jesús Nazareno, fundada a mediados del siglo XVII y que actualmente es con sus 5.500 cofrades la más numerosa de la Semana Santa de la ciudad