Con el proyecto final de carrera titulado "Aprovechamiento integral de ranas", Fabián se convirtió en ingeniero agrónomo. Tras unos años dedicados a otros temas, él y su mujer decidieron dar forma a lo que aquel trabajo de investigación plasmaba.

En el año 2014, tras analizar el mercado, viajar alrededor del mundo y trabajar por ver si se podía recuperar este producto dentro de la cocina española, decidieron lanzarse a la aventura. Inicialmente, se dedicaron a la importación y comercialización de ancas de rana que procedían de Vietnam y Turquía. "El concepto era poder recuperar nuevamente el canal comercial para poder ir reinvirtiendo esos ingresos. Buscamos proveedores alrededor del mundo que pudieran estar aceptados por la Comunidad Europea y nos convertimos en importadores y comercializadores", explica Paula Andrea Echenique, responsable de Grenoucerie.

Desde hace cuatro años han empezado a trabajar en el desarrollo de un centro productivo ubicado en la localidad zamorana de Carbellino de Sayago. En él siguen trabajando con las ranas importadas, pero también han apostado por la autóctona. Con ella siguen el siguiente proceso.

En estos momentos ya tienen listas las fases de reproducción y de producción y solo les falta la incorporación de un matadero para cerrar el ciclo, que en total puede durar hasta diez meses. La granja está completamente robotizada y se apoya en la inteligencia artificial. Además, para garantizar el bienestar de los animales, hay un sistema de estimulación auditiva con el que también se les ayuda en la fase de reproducción.

Las instalaciones tienen un sistema para autoabastecerse de agua y todo está controlado: la temperatura, el pH o el nivel de nitratos o nitritos. Grenoucerie es el único centro dedicado a la producción de ranas en España. A nivel europeo hay otros dos centros en Francia, pero allí se emplea otro método de producción. Paula y Fabián han participado en numerosos proyectos de investigación y ahora se encuentran inmersos en uno de Interreg, cuyo eje es la acuicultura interior, con el que quieren dar proyección a este tipo de negocios. "El objetivo es poder llegar a lograr sistemas de integración, porque aun cuando esta planta esté funcionando al máximo, 20 toneladas de producción, no cubriríamos ni el 5% de la demanda que hay en toda Europa de producto", asegura Paula Andrea.

"Estamos empezando a trabajar en alimentación animal a partir de pequeños especímenes, en mermas de la industria alimentaria. Y también tenemos incipientes, en principio de I+D, algunos desarrollos en biotecnología y algunas aplicaciones médicas.

Un proyecto a largo plazo que poco a poco va tomando forma. La inversión de este centro se acerca a los tres millones de euros y Fabián y Paula han contado con ayudas del Fondo Europeo de la Pesca. Gracias a ellas y a sus ganas de trabajar, están dando forma a un sueño del que viven ellos y diez empleados que ya tienen contratados.