Castilla y León Televisión
Las víctimas de ETA no se creen las palabras que Arnaldo Otegui en las que decía reconocer su dolor. Su sufrimiento aún sigue vivo en vísperas del décimo aniversario del cese de la violencia de la banda terrorista.
"Yo no he sentido lo que es un padre porque unos asesinos me lo quitaron. Yo solo he visto en mi casa llanto, sufrimiento, mi madre ha ido de luto hasta que tenía 14 años". Se llama Pedro Ruiz Parra, actualmente es Guardia Civil en Zamora en memoria de su padre. No pudo conocerle porque ETA lo asesinó en 1979 en Durango cuando su madre estaba embarazada de él. Sus heridas tardan en cicatrizar como las del diputado por Burgos Jaime Mateu. Su padre y su hermano fueron asesinados: "Perderles asesinados, evidentemente, te marca la vida".
Son secuelas emocionales y físicas, como las de Sebastián Nogales, quien tuvo que dejar la policía por las heridas sufridas en un atentado en Pamplona. "El reconocimiento, el que se sepa la verdad, la ayuda institucional, la colaboración, la transición lo que hemos puesto las víctimas". Ahora como presidente de la Asociación de Víctimas del Terrorismo de Castilla y León denuncia que aún quedan heridas por cerrar.
Las víctimas critican que se estén celebrando homenajes a presos etarras, piden que el sufrimiento de las víctimas no caiga en el olvido y que esta época de la historia de España se estudie en los colegios, "que se sepa la verdad". Además, lamentan que una parte de la sociedad les está dejando de lado.