ETA terminaba el 20 de octubre de 2011 con 43 años de terrorismo que dejaron 858 asesinados y cientos de heridos. Las víctimas consideran que diez años después no se les ha derrotado y se sienten "defraudados". Además, consideran que los pasos adelante para convivencia en el País Vasco no son suficientes porque sienten que, además, del sufrimiento terrorista, llevan a cuestas el precio de la paz.

Una década después están convencidos de que el cese de la violencia de ETA solo fue una estrategia para mantenerse en política: "No obedeció a esa conciencia el sufrimiento que habían ocasionado y a esa crítica de decir no podemos seguir por ese camino", lamenta Marta, hija de Fernando Buesa asesinado por la banda terrorista. Alertan de que lo que representaba la banda terrorista sigue en la sociedad vasca, "apelan a ese respeto, pero al mismo tiempo es condescendiente con la legitimación de la violencia". Con muestras especialmente dolorosas como los homenajes a los terroristas cuando salen de prisión.

A las víctimas les angustia que los más jóvenes no sepan cómo se sufrió el terrorismo en España, que no sepan quién fue Miguel Ángel Blanco y además, sienten que lo poco que saben es confundido. Creen que la petición de perdón es solo un primer paso para hacer justicia.