Preocupación, más distancia de seguridad y observación de todas las medidas es lo que se ve en las calles de Langa. La relación con Aranda es tradicionalmente muy intensa. Marisa, por ejemplo, vive en Aranda y tiene su segunda residencia en Zuzones. Tiene que venir a comprar a Langa y de momento no puede volver a la localidad burgalesa. Roberto es de Langa y trabaja en la factoría Michelín de Aranda. En su caso tiene permiso para ir a trabajar todos los días extremando las precauciones. Elena tiene a su familia en Aranda, donde va habitualmente. De momento, tendrá que esperar.

El alcalde, que también tiene su puesto de trabajo en Michelín, recuerda que la relación con Aranda es constante por muchos aspectos, incluido el sanitario. La situación se complica con la llegada de veraneantes. Estos días Langa de Duero prácticamente triplica su población hasta llegar a los 1.300 habitantes. De momento no se van a restringir más actividades aunque la próxima semana es posible que no se celebre el habitual mercadillo.