EXPOSICIONES | Hasta el 15 de septiembre

'PICASSO. Tierra y fuego' muestra en Valladolid una selección de cerámicas y grabados sobre esta faceta del artista malagueño

A su muerte, la colección personal, que pertenece a la Fundación Fran Daurel, contaba con más de 3.000 piezas

Ical

La Sala Municipal de Exposiciones de las Francesas de Valladolid acoge hasta el 15 de septiembre la exposición 'PICASSO. Tierra y fuego', en la que podrá verse una cuidada selección de cerámicas del universal artista, que pertenecen a la Fundación Fran Daurel, junto a algunos grabados relacionados con las obras. La muestra, inaugurada por la concejala de Cultura, Ana Redondo, reflexiona sobre los recursos expresivos que Picasso emplea en los diferentes medios artísticos y la relación existente entre ellos.

El empleo del color o del monocromo se vehicula por igual tanto en los dibujos y los grabados como en sus cerámicas, lo que establece los paralelismos que suceden entre ellos. Picasso explora todo el potencial expresivo de este medio, bien repitiendo las formas tradicionales o buscando sistemáticamente en todas direcciones, a partir de dichas tradiciones o contra ellas. Picasso y el fuego dotan de vida a la cerámica contemporánea.

La cerámica es uno de los medios favoritos empleados por Picasso al que se dedica intensamente en su madurez creativa. A su muerte, la colección personal de Pablo Ruiz Picasso contaba con más de 3.000 cerámicas. Una de las claves para analizar su labor de ceramista reside en la fascinación ante el proceso de transmutación casi mágico que sufren los colores durante la cocción. Esta disciplina artística ofrece a Picasso posibilidades que otras no le permitían. Por otro lado, satisface su voluntad de llegar a un público más amplio gracias a la seriación, al igual que había realizado anteriormente con su obra gráfica.

La atracción por la cerámica procede de la infancia en Málaga, de gran tradición alfarera. Se interesa después en su adolescencia. Su primer aprendizaje cerámico tuvo lugar a principios del siglo XX con Paco Durrio en París, durante su período azul en pintura, de marcado interés por la expresión simbólica y psicológica, mucho antes de descubrir las antiguas estatuillas ibéricas y el arte primitivo y antes de la experiencia con el cubismo.

Picasso hace estos descubrimientos determinantes en su carrera después de haberse iniciado en la cerámica del propio Durrio, y tras conocer los medios y las técnicas específicas de la cerámica y su utilización con fines artísticos por Paul Gauguin, quien concibe la cerámica como un arte integral, en el que forma materia y decoración son una unidad.