Este domingo Alfonso Fernández Mañueco cumple 365 días en la presidencia de la Junta de Castilla y León con dos protagonistas principales: un gobierno de coalición en competencia y una pandemia que ha obligado a replantear todo y que ha supuesto renuncias y más de un encontronazo, sobre todo con los sindicatos. 

En su primera semana primera polémica con el nombramiento de Javier Maroto como senador. Después por por cargos eventuales como el de Ignacio Cosidó y también asumió una huelga de funcionarios por no cumplir las treinta y cinco horas. Las tensiones con el diálogo social, con quien Mañueco firmaba su primer acuerdo el pasado mes de febrero, siguen de actualidad por las ayudas a los ERTES.
 
En este año ha tenido que hacer frente a una primera crisis de gobierno y renunciar a una de sus promesas electorales para salvar el acuerdo por la recuperación. Como el resto de autonomías ha hecho frente a una crisis sanitaria sin precedentes y ha tenido que aplazar los presupuestos para este año.

Mañueco quiere retomar, cuanto antes, su gran proyecto de extensión de la banda ancha. Su actividad política le ha llevado a participar en dos cumbres sobre la despoblación, un tema de gran relevancia en Castilla y León: un en Cantabria y otra en Soria.

A pesar de la imposibilidad de reformar el estatuto para los aforamientos, si ha sacado tres decretos ley, entre ellos el de simplificación administrativa.