Esto de ir descontando los días hasta Nochebuena y convertirlo en un juego hasta el 24 de diciembre sigue siendo un ritual que gusta a muchos. Pero abrir pequeñas sorpresas diarias no es algo nuevo: la costumbre se remonta a la Alemania protestante del siglo XIX, donde las líneas de tiza y las velas marcaban la cuenta atrás antes de que llegaran las míticas chocolatinas.
Hoy, esos primeros formatos poco tienen que ver con la variedad actual. Hay calendarios de todas las marcas, sabores y estilos, desde los clásicos a los más sofisticados. Tanto es así que incluso se elaboran rankings. La oferta es inmensa. Ya no existen solo los calendarios de chocolatinas que muchos recordarán de su infancia.
Los calendarios de perfumería y cosmética son de los que más terreno han ganado en los últimos años, sobre todo gracias a las redes sociales y a la creatividad en su empaquetado. También los hay de bisutería, de juguetes y las propuestas más inesperadas.
Porque si alguien creía haberlo visto todo, la tendencia demuestra lo contrario: este año también existen calendarios de Adviento para mascotas.