"Escribo porque está en mi propia naturaleza, igual que el que pinta o quien se dedica a otro tipo de arte. Es una forma de vivir. No sé cómo lo hará la gente que no escribe, porque yo lo he hecho toda la vida…".
La palentina Esperanza Ortega reflexiona así sobre su oficio cuando acaba de llegar a las librerías 'La mano sobre el papel' (Cálamo, 15 euros), una antología que reúne una selección realizada por ella misma entre todos sus poemarios, que incluye además seis poemas inéditos que ha creado en los últimos cuatro años.
El volumen, que arranca con una Poética y se cierra con un epílogo en prosa en torno al espacio poético, reúne 87 poemas en total, extraídos de libros ahora agotados o descatalogados como 'Algún día' (Ediciones Portuguesas, 1988), 'Mudanza' (Ave del Paraíso, 1994), 'Hilo solo' (Premio Gil de Biedma; Visor, 1995), Como si fuera una palabra' (Lumen, 2002) y 'Poema de las cinco estaciones' (El Gato Gris, 2006), además de los inéditos.
"A mí me gustan mucho este tipo de libros antológicos, en ese sentido soy muy 'juanramoniana'. Hacer una obra reunida me interesa menos; prefiero, de mi obra anterior, seleccionar lo que yo considero mejor y replantearme, volver a leer todo y ver todo lo que he escrito desde el momento presente. Con 'La mano sobre el papel' he pretendido hacer un libro unitario".
Para ella, "en este momento" 'La mano sobre el papel' es "el mejor acercamiento posible" a su obra poética. "Hace un tiempo me planteé la posibilidad de publicar la obra reunida, pero luego pensándolo preferí publicar una antología.
Me parece que es más propio de mí, de mi planteamiento de la poesía, ya que requiere una decantación. Por eso prefiero que le llegue al lector lo que yo considero más válido en este momento, y también que le llegue un libro, un libro nuevo, que pueda interesar a quienes ya conocen mis libros anteriores, que tenga su unidad y coherencia propia".
El proceso de creación de este trabajo le ha permitido descubrir relaciones entre los poemas que "ni siquiera sospechaba cuando se publicaron", gracias a la propia disposición y selección de poemas.
El poema más reciente que recoge es 'Me preguntan por qué y para qué escribo', su respuesta en verso a una cuestión que le plantearon el pasado verano, que responde con versos como "escribo porque nadie me lo pide" o "para no decir nada, / para cerrar la puerta / sin tener que explicar por qué escribo".
Ese poema se cierra con el lema "guiar sin horizonte la barca de los días", un leitmotiv con el cual rechaza que la poesía tenga "una finalidad o un objetivo".
"Hay una barca que guías, pero vivimos en un mundo donde tampoco se ve un horizonte claro. Ese gesto de estar ahí, de no dejar que tu vida se evapore en el sinsentido, es lo que se pretende a través de la poesía o de cualquier otro tipo de arte".
La necesaria complicidad del lector de poesía es otra de las cuestiones sobre las cuales Ortega reflexiona en este volumen. "Si no fuera por esa presencia, o esa ilusión de presencia de que alguien va a leer tus poemas, no publicaríamos los libros. Creo que la idea de que uno escribe para sí mismo es falsa.
Yo siempre escribo para el lector de poesía, para personas que, de alguna manera, tienen algo en común conmigo. Para leer poesía hay que tener apetito, y si una persona no lo tiene es imposible que las palabras del poeta le satisfagan. Lo que me ilusiona es que los que tienen apetito de la poesía, con mis versos puedan saciarlo", señala.