ENERGÍA NUCLEAR

Valdecaballeros reclama su deuda histórica

  • La central nunca funcionó pese a que se invirtieron 400.000 millones de pesetas
  • La moratoria nuclear acabó con las expectativas de desarrollo económico del municipio

Carolina Becoechea /rtvcyl.es

Han pasado 36 años desde que se pusiera la primera piedra. Y ahora es un gigante dormido, como la de Lemóniz (Vizcaya).

Durante su construcción, la central nuclear de Valdecaballeros trajo a este municipio extremeño de 1.200 habitantes trabajo, dinero y hasta un equipo de fútbol que llegó a primera regional.

Amado Sánchez fue concejal por el PP desde 1987 a 1995 y recuerda cómo en los bares había que pedir a gritos una cerveza porque no era posible llegar a la barra. Ahora no ocurre eso, lamenta.

Otro de los vecinos, Manuel García, también rememora aquellas épocas doradas. Había en el pueblo mucha vida, asegura. "Se construyeron muchos hoteles, los restaurantes estaban llenos...". Pero la moratoria nuclear propiciada por el PSOE en 1984 acabó con ese sueño de crecimiento económico. Y con el reactor I a punto de funcionar y el II ejecutado al 80%, la cerraron.

Casi 5.000 obreros la erigieron, apenas 100 la desmontaron. Todo lo que se podía transportar, la maquinaria, los cuadros de control, la barandilla e incluso el aire acondicionado, fue vendido a precio de ganga. Las compañías eléctricas propietarias, hoy Endesa e Iberdrola, se vieron compensadas por este cierre. Pero Valdecaballeros, no.

Los vecinos se quejan de haber sido los verdaderos paganos de este proyecto que supuso una inversión de 400.000 millones de las antiguas pesetas. Al municipio nunca llegaron los planes alternativos que tanto la Junta de Extremadura como el Gobierno Central les prometieron. Y al ritmo que van las cosas, según Marino Sierra, ex alcalde de Valdecaballeros, nunca llegarán. "Se ha perdido la oportunidad con las energías renovables", añade, porque hay algunos huertos solares, pero pocos.

Por eso, Sierra sigue reclamando esa deuda histórica que adquirieron con ellos. Y advierte a Garoña: "A ellos les puede pasar como a nosotros". Una opinión que comparten algunos vecinos, aunque no todos. Están los que desde el principio se opusieron a la central nuclear, como las comunidades de regantes. Para ellas, la ubicación de una central en la cabecera del sistema de presas del Plan Badajoz era un disparate que podría llevar al traste las aspiraciones de los agricultores.

Ahora, con la perspectiva que da el tiempo y atento a lo que ocurre en Japón, Valdecaballeros tiene en la central el testigo de lo que pudo ser y no fue.