Bene Bergado (Salamanca, 1963) protagoniza, hasta el próximo 22 de mayo, su cuarta exposición individual en la galería madrileña Espacio Mínimo.
Con el título 'Hom@', la muestra reúne cuatro nuevas esculturas de la artista, tres de las cuales se inscriben dentro de las piezas del museo imaginario del hombre contemporáneo en el que ha estado trabajando los últimos años, mientras que la última abre una nueva etapa creativa en su trayectoria.
Lo animal y lo humano conviven en sus creaciones, donde da forma a seres improbables, fruto de extrañas y sugerentes mutaciones que invitan a una profunda reflexión, no exenta de ironía, sobre la condición humana.
La artista, que protagonizará una exposición antológica repasando su trayectoria el próximo año en el DA2 de Salamanca, comenzó a trabajar en esta muestra un año atrás, con la pieza 'Homo Sentimentalis', donde reproduce a escala humana el esqueleto de una rana Goliat (la rana mas grande del mundo), en cuya cabeza ha incrustado una corona-jaula de bronce dorada creada por la propia Bergado en 2002, presidida por una cruz caída en una clara alusión religiosa."Esa obra ha sido bastante laboriosa, y me ha llevado cerca de un año construir y ensamblar todos los huesos", detalla.
Otra de las obras es 'Utensilios del Homo Sostenibilis', que ya presentó en una versión precedente y sin culminar en la reciente edición de ARCO. Se trata de una cabeza envuelta y un conjunto de platos de bronce lacados en blanco que llevan inscritos, a modo de las tradicionales cenefas decorativas doradas, los símbolos internacionales de identificación de elementos tóxicos, radiactivos, de riesgo biológico... Cada uno de los platos presenta zonas eliminadas a mordiscos.
La tercera pieza de la exposición que se adscribe a su particular museo humano es 'Homo Capitalensis', obra instalada en la parte inferior de la galería con reminiscencias de otra que imaginó en el año 2000, y presidida por el tórax de un esqueleto humano fundido en un charco pétreo con uno de sus omóplatos hincado en la columna vertebral, a modo de aleta de tiburón.
Nueva etapa
Y la muestra se completa con 'Casa de fieras', la pieza de la que más orgullosa se confiesa la artista, puesto que abre nuevos caminos en su trayectoria, inaugurando una nueva serie en su línea de trabajo que ha bautizado como 'Hábitats naturales'.
La obra muestra un fragmento de la habitación de una vivienda actual donde unos restos óseos de un pequeño ser humanoide aparecen al lado de una trampilla sellada, y su título hace referencia al nombre por el que se conocían los actuales zoológicos en el siglo XIX.
"Siempre me han preocupado mucho los espacios donde mostrar los objetos creados. Los artistas que se dedican a dar forma a estructuras tienen en mente el concepto funcional de un mueble, pero cuando creas objetos como un vaso, sabes que deben contar con una mesa, por ejemplo, donde ubicarlo. Los que creamos objetos tenemos además que dar forma a hábitats naturales", explica.
Con esta nueva fase creativa la salmantina no da por cerradas sus series anteriores, sino que amplía sus horizontes hacia nuevas direcciones, hilando con toda su producción previa.
Influenciada por otras disciplinas como el cine (David Lynch es una de sus referencias) o la literatura, se confiesa admiradora de la escultura inglesa en general, y seguidora de una parte de la última escultura australiana, que también aborda en los últimos años las relaciones entre el universo humano y animal.
Todo ello sin olvidar a la nueva generación de escultores vascos, en cuyo seno ella misma se formó, cuyos miembros comparten una vinculación"aunque no formal, sí en la manera de estructurar las cosas"."Hemos sido educados ahí y tenemos una formación común enraizada en la escuela vasca de los ochenta", concluye.