El hospital de Segovia alcanzó los casi 400 pacientes ingresados por COVID-19 el 2 de abril de 2020, duplicando su capacidad asistencial. Es la fecha más negra que recuerdan los sanitarios de la primera ola. Fue una de las provincias más castigadas de Castilla y León. La presión asistencial de su complejo hospitalario se desbordó.

Enrique Guilabert, ahora tesorero del Colegio de Médicos de España, fue uno de los muchos sanitarios que se contagiaron ejerciendo su profesión. También recuerdan el descontrol, la incertidumbre, el miedo y la dificultad de enfrentarse a algo desconocido que no paraba de llevarse vidas incluso de sus propios compañeros, como la celadora Marisol Sacristán, la primera sanitaria fallecida en la provincia. Es un antes y un después en sus vidas, secuelas de la primera ola que no cesan porque la pandemia sigue y ellos continúan en primera fila.