Paul, seis años, pertenece a una raza potencialmente peligrosa. Le convierte en un perro difícil de adoptar. Betty con 11 años es toda una veterana. Los animales con más edad producen más rechazo. Y finalmente, Oreja: le acaban de intervenir para extraerle prácticamente toda la dentadura. Su rescate ha sido una segunda oportunidad en su vida. Son algunas de las también víctimas de la pandemia y de los abandonos a los que se enfrentan las protectoras. Han tenido un mes de agosto más intenso de lo habitual.

Durante el confinamiento se convirtieron en la llave para salir de casa pero la llegada del verano y de las vacaciones ha disparado los abandonos. Por lo general, las protectoras funcionan gracias al trabajo de los voluntarios pero ahora el miedo al contagio del coronavirus es aquí mucho mayor y eso disminuye las ayudas.