Construido expresamente para archivo por el arquitecto Juan de Herrera en el siglo XVI, el edificio guarda toda la documentación producida por los organismos de gobierno de la monarquía hispánica desde la época de los Reyes Católicos (1475) hasta la entrada del Régimen Liberal (1834).
Una de las características que dota de grandeza a este edificio emblemático es que en su interior sigue habiendo 'vida'. Y es que, aparte de las reliquias documentales que se pueden encontrar en su interior, en 2008 se inauguraron las obras de remodelación del Archivo, gracias a las cuales se creó un nuevo centro documental, anexo al edificio y se facilitó el concepto de la visitas guiadas y la posibilidad para los investigadores de indagar acerca de los textos que se encuentran en Simancas.
Un Archivo con mucha 'vida'

Gran parte de esta 'vida' en su interior se consigue a través de las exposiciones. En este caso, la muestra que se puede disfrutar desde el 26 de abril y hasta el 30 de septiembre se llama 'Los moriscos. Españoles trasterrados'.
Inaugurada por la ministra de Cultura, Ángeles González Sinde, la exposición conmemora el IV centenario de la expulsión de los moriscos de España. 35 documentos, procedentes todos ellos del Archivo General de Simancas, muestran desde diferentes perspectivas cómo se vivió este fenómeno.
La historia de los moriscos es peculiar porque fueron la última minoría religiosa que sobrevivió en nuestro país.
Descendientes de la población de religión musulmana convertida al cristianismo por la pragmática de los Reyes Católicos del 14 de febrero de 1502, los más de 300.000 moriscos que vivían en el país estaban concentrados en los reinos de Aragón y Valencia.
A pesar de su conversión forzada al cristianismo, continuaban siendo un grupo social aparte, que practicaba su propia religión en secreto. De hecho, vivían en las zonas rurales más pobres, siendo los cristianos los que disfrutaban de las tierras ricas y los centros urbanos.
Crece la polémica

Tras la rebelión de las Alpujarras (1568-1671), protagonizada por moriscos granadinos, la opinión pública se hizo eco del problema de seguridad nacional que podía suponer esta minoría. Esta opinión se vio reforzada por las numerosas incursiones de piratas berberiscos, que en ocasiones eran facilitadas o festejadas por la población morisca y que asolaban continuamente toda la costa levantina.
En esta situación, Felipe III emitió el decreto de expulsión el 4 de abril de 1609, lo que supuso el fin de la convivencia más o menos pacífica entre las comunidades cristiana y morisca.
La expulsión supuso el fin de la historia de unos españoles que fueron forzados a abandonar su tierra por pensar y sentir diferente. Lejos de posiciones irreconciliables o antagónicas (si hubo acercamiento o separación entre las dos comunidades, si la expulsión fue una decisión acertada o no), la historiografía actual se orienta a indagar en el cómo y en el porqué.
La respuesta a estos interrogantes sólo podrá llegar del análisis de las fuentes documentales que se recogen en Simancas, corrigiendo interpretaciones de las ya conocidas y ampliando la información con otras nuevas.
Afluencia a la exposición y jornada de puertas abiertas

Desde el Archivo muestran una especial satisfacción por el nivel de afluencia que se ha alcanzado tras el primer mes. Y es que 1.600 personas han podido disfrutar de la exposición 'Los moriscos. Españoles trasterrados'.
Por otro lado y acorde a la actividad dinámica que se desarrolla en el Archivo, el próximo miércoles 9 de junio, Día Internacional de los Archivos, se celebrará una jornada de puertas abiertas en el Archivo General de Simancas.
Este día se podrán visitar tanto la exposición y las zonas habitualmente visitadas, como otras menos conocidas por el público, como las salas de trabajo, la sala de consulta, los depósitos documentales, la sala de reproducción documental y el maravilloso paseo de ronda del Archivo.