Todo está listo en la cerería de Manuel. Los pábilos de algodón, bien tensados, colgados en la rueda octogonal, la cera, fundida a 80 grados en una gran marmita, y el depósito en el que se irán haciendo las sucesivas inmersiones. Porque estas velas se fabrican por el método tradicional, capa sobre capa.
La vela va creciendo en grosor milímetro a milímetro. Para las más velas finas bastan unas cuantas inmersiones, pero hay cirios para los que hay que repetir esta operación más de 400 veces. Se tarda semanas en fabricarlos.
Manuel descubrió este oficio de joven, un verano que quería ganarse unas pesetas, dice, y ya lleva en él casi medio siglo. Trabaja para restaurantes, hoteles, iglesias, conventos, y cofradías de toda España.