CAZA

Los galgueros buscan soluciones contra las viñas de espaldera

  • Crean una Comisión Asesora para estudiar la legalidad de estas instalaciones
  • Solicitan ideas para que la caza con galgos se pueda seguir realizando como siempre

Leonardo de la Fuente / RTVCYL

La implantación de espalderas o alambradas para encauzar las parras de las vides ha llevado al Club Nacional del Galgo Español a iniciar gestiones con un bufete de abogados especializados en materia de legislación medioambiental para constituir una Comisión Asesora que pueda estudiar la legalidad en la instalación de estas espalderas a escasos centímetros del suelo.

Esta practica está motivando que la caza de liebres con galgos se torne en una actividad prácticamente imposible y muy peligrosa para los lebreles y otras especies, cinegéticas o no, en un gran número de comarcas, muchas de ellas en Castilla y León, donde se asientan muchas zonas vitivinícolas en lugares donde la liebre siempre fue perseguida por galgos, y que ahora apenas se puede realizar.

"Ni mucho menos es la intención del CNGE ir en contra de los intereses de los agricultores, ya que son el motor económico y sociocultural de estas comarcas, pero sí planteamos que estas espalderas de alambre se puedan instalar un poco más altas. De esta manera podrían correr sin peligro de lesiones graves, tanto los galgos como el resto de especies salvajes, y sin que afecte a la sostenibilidad del medio rural y del ecosistema", señalan en el CNGE.

"Solicitamos a cualquier aficionado la aportación de ideas e iniciativas y también esperamos la de los agricultores mediante cartas al apartado de correos 1.126 –CP 23080, Jaén, o a través del portal web del Galgo Español www.galgoes.com. Esperamos poder consensuar entre todos propuestas de trabajo que beneficien al medio ambiente, la agricultura y a nuestras tradiciones galgueras", añaden en el CNGE.

La implantación de estas espalderas ha motivado que las liebres "aprendan" rápidamente el sistema de ponerse a salvo de los galgos en estas viñas, a las que tienen como perdedero natural.

Hacia ellas encaminan sus carreras siempre que pueden, a pesar de los muchos accidentes que sufren los galgos cuando acosan a las liebres en estos espacios.

Igualmente para el cazador de escopeta, la implantación de estos sistemas hace que la caza sea monótona y difícil, ya que también las perdices han aprendido el truco y burlan a los aficionados apeonando por las calles emparradas de las viñas sin levantar el vuelo, mientras que el cazador se tiene que conformar con verlas fuera de tiro y sin poder acceder a las patirrojas, como se hizo siempre.