La Catedral de la capital vallsoletana despidió al que fuera arzobispo de la Diócesis durante 27 años, José Delicado Baeza, que falleció este lunes y que hoy recibió un sentido homenaje en la ciudad en una eucaristía oficiada por el actual arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez, quien aseguró que con su muerte deja "una estela de sencillez, de respeto y de bondad".
"Su memoria hace presente a una persona que pasó haciendo el bien, a un vigilante atento que desde su atalaya ministerial cuidó y protegió la grey", subrayó el también presidente de la Conferencia Episcopal Española. Según subrayó durante la homilía, hizo honor a su apellido porque se relacionaba con los demás "delicadamente, sin producir la mínima molestia".
Blázquez destacó los 27 largos años de servicio pastoral, "años laboriosos y años fecundos", de ahí que quiso, en nombre de la Diócesis de Valladolid y "ante todos" hacerse eco de la "deuda impagable" contraída con Don José. "Me alegro, poder romper hoy el recato de don José a aparecer públicamente, en esta celebración de oración, de agradecimiento y de esperanza, por no hacer sombra a nadie se ocultó obstinadamente. El nunca alardeó de nada, pero hoy resuena nuestra alabanza en esta asamblea cristiana", subrayó.
A su juicio, la existencia de Delicado Baeza ha consistido en la presencia de Jesucristo por la fe, la oración y la actividad apostólica, como la raíz y la vida de todo discípulo misionero del señor. "El sentido de la vida de un cristiano es seguir a Jesús por los senderos apostólicos de Galilea, subir a Jerusalén para entregar la vida y confiar en la victoria definitiva del Señor que se manifiesta en una vida nueva y eterna, bella y feliz".
Para Ricardo Blázquez, "el Señor puso al frente del evagelio a Don José para repartir palabra, los sacramentos y la caridad". En sus palabras, ha sido un "administrador prudente y cumplidor".
"Ante nosotros se levante el testimonio luminoso de una vida gastada y desgastada por el Señor, por el evangelio y por las personas. El Señor vino a su encuentro cuando se apagó el pábilo de su lámpara porque se había agotado el aceite. Confiamos que ya ha escuchado de labios del Señor, por quién vivió, trabajó y murió", concluyó el arzobispo de Valladolid, ante una catedral prácticamente llena de fieles.
Entre los asistentes al sepelio, se encontraban 26 obispos de diversas zonas del país, entre ellos, el arzobispo de Madrid, Juan Antonio Martínez Camino; el emérito de Sevilla y vallisoletano, Carlos Amigo; o el de Toledo y anterior de Valladolid, Braulio Rodríguez. También, estuvo presente el delegado del Gobierno en Castilla y León, Ramiro Ruiz Medrano; el subdelegado en Valladolid, José Antonio Martínez Bermejo; así como los consejeros de la Junta de la Presidencia, José Antonio de Santiago-Juárez, y de Hacienda, Pilar del Olmo.
Al acto también acudió el alcalde de Valladolid, Francisco Javier León de la Riva; y el presidente de la Diputación, Jesús Julio Carnero, entre otros muchos asistentes del mundo social, político y religioso de Valladolid.