La vida la viven los cobardes y la disfrutan los valientes, aunque a veces el precio sea demasiado caro. Es una de las frases que nos legó Víctor Barrio y que estuvo muy presente en su coso, en la plaza de Toros de Sepúlveda.
El Festival en su memoria ayudará a que su defensa de la tauromaquia continúe, tal y como a él le hubiese gustado. Cinco de sus grandes amigos lidiaron una novillada del Puerto de San Lorenzo y la ventana del puerto en su honor.
Juan Mora, José Pedro Prados, el Fundi, que le dio la alternativa en 2012, hizo un brindis a Raquel Sanz, viuda del torero, en presencia de la hermana y la madre de Víctor. Estuvo afortunado y cortó dos orejas.
Ante más de un millar de personas sí brillaron tanto Daniel Menes como Carlos Ochoa. El primero brindó el novillo a Joaquín Barrio, padre del torero, y a sus amigos. Pero el mejor homenaje lo hizo sobre la arena, mostrando su torería, y cortando dos orejas al mejor ejemplar de la tarde.
Con clase y profundidad, también triunfaba Carlos Ochoa, con dos trofeos. Y el que debe retomar el legado de víctor en Sepúlveda, Eusebio Fernández se mostró entregado, a la par que nervioso, y cosechó ovación.
Víctor, allá donde esté, estará orgulloso de la defensa de la tauromaquia que siguen haciendo todos sus amigos y compañeros.