TECNOLOGÍA

La Inteligencia Artificial entrenada en Valladolid que localiza amianto a distancia

La Unión Europea quiere deshacerse de todo el amianto de los edificios públicos en 2028, y de todo el territorio en 2032

Eduardo Martínez

Hace más de veinte años que está prohibido vender y usar materiales que contengan amianto. Un componente peligroso para la salud de las personas muy utilizado en la construcción, sobre todo, entre los años 60 y 90 del siglo pasado. Sin embargo, sí está permitido que agote su vida útil, entre 25 y 30 años. Calcular cuánto amianto sigue presente a día de hoy es muy difícil. Se estima que quedan unos 2,6 millones de toneladas en todo el país, según cálculos del Consejo General de la Arquitectura Técnica de España. Pero se desconoce la cifra exacta, mientras varias leyes contemplan su retirada definitiva.

Cotesa, una empresa con sede en el Parque Tecnológico de Boecillo, en Valladolid, ha creado un sistema que permite localizar amianto en los tejados sin necesidad de que los técnicos se expongan a la sustancia. Se trata de un algoritmo que identifica, sobre una imagen de satélite, tomada a cientos de kilómetros, de qué están hechas las cubiertas de los edificios. "La herramienta funciona con un algoritmo, basado en deep learning, dentro de la rama de la inteligencia artificial que emplea imágenes de satélite. Combinando bandas más allá del espectro visible podemos distinguir si el tejado es cerámico, metálico o, en este caso, con fibrocemento o amianto", explica Aurelio García Rochera, Director del Área de Análisis Geoespacial y Observación de la Tierra de la compañía.

Este mecanismo de teledetección es muy útil ahora que muchos ayuntamientos están elaborando un censo de amianto en el parque inmobiliario de sus municipios. Era obligatorio tenerlo en abril de este año, pero apenas una decena en todo el país lo tiene listo. Entre ellos, Salamanca o Arroyo de la Encomienda, en Valladolid, donde esta empresa tecnológica ha hecho su inventario a golpe de algoritmo. "Permite hacerlo de forma automática, porque, a la hora de hacer el censo, tenemos una limitación. A veces, un propietario no te deja entrar o desde fuera no se ve si hay amianto. El satélite no tiene esas limitaciones y te permite hacer un primer inventario sin ningún trabajo de campo" señala García Rochera.

No todo lo hace la inteligencia artificial. Una persona hace un control de calidad visual. Y si se requiere un control en campo, la compañía cuenta con expertos que ayudan a determinar el acierto y el error de la herramienta. "La detección de nuestras imágenes ronda el 100%", puntualiza el director del área de análisis geoespacial de Cotesa.

Entrenar el algoritmo

La principal característica de la inteligencia artificial es que es capaz de "aprender" e imitar el comportamiento humano. Y para distinguir lo que es amianto de lo que no, tiene que prepararse. El Área de Análisis Geoespacial de Cotesa entrena este algoritmo para alcanzar esa precisión cercana al 100%. Como detalla su responsable, "a la inteligencia artificial la tienes que entrenar con muestras de lo que es y de lo que no es amianto. Hemos hecho el censo de amianto en Madrid, Salamanca, Villarreal, Oviedo, muchos municipios, y todos esos aciertos pasan a ser también muestras de entrenamiento".

Y si este sistema de teledetección basado en un algoritmo cada vez más preparado puede localizar cubiertas de amianto en una imagen aérea de un municipio, lo próximo será localizar otras variables, como vertidos, la calidad del agua o la contaminación atmosférica. Lo avanza Aurelio García: "estamos mirando futuras iniciativas de I+D para evolucionar nuestro producto para diferenciar tipos de amianto o amianto en bajantes y tuberías".

Eliminar el amianto que queda 

Los censos de amianto, además de obligatorios, serán útiles para determinar la cantidad fibrocemento que queda en cubiertas, bajantes o depósitos de edificios, naves industriales o instalaciones agroganaderas. Pero también sin imprescindibles para retirar ese residuo y sustituirlo por otro material, en su caso. La Unión Europea quiere deshacerse de todo el amianto de los edificios públicos en 2028, y de todo el territorio en 2032.

En Castilla y León, la Junta ha promovido recientemente la retirada de 125.115 metros cuadrados de este producto, gracias a una subvención de 93 millones de euros. También muestra en su página web las empresas de la comunidad inscritas en el RERA. Un registro de compañías acreditadas para retirar amianto y cuyos trabajadores, por tanto, pueden estar expuestos al material.

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