El conflicto desatado en Nueva Rumasa en 2008 marcó el inicio de la crisis en Trapa, que entró en concurso de acreedores en 2011. Dos años después la familia Calvo, de origen palentino, logró hacerse con el control de la empresa, lo que supuso el inicio de la recuperaciñon de la chocolatera.
Con el concurso de acreedores, Trapa perdió el 90% de sus clientes, pero la nueva dirección ha hecho una apuesta por la calidad para intentar expandirse por nuevos mercados.
El compromiso de la plantilla ha posibilitado el mantenimiento del empleo, incluso su incremento en diez personas hasta alcanzar los 75 trabajadores. El futuro de Trapa, pasa ahora por la inversión de casi diez millones de euros.
La renovación de maquinaria o la construcción de una nueva tienda a las puertas de la factoría, son algunas de las mejoras que el Plan de Inversión propiciará en Trapa 122 años después de su fundación.