El primer comedor social a coste cero de Europa, inaugurado oficialmente el 16 de octubre, dio este 31 sus primeras doce comidas a personas necesitadas de Palencia, una vez que han empezado a recibirse los listados de quienes cumplen los requisitos, según Cáritas, Cruz Roja y otras instituciones con asistencia social.
Con el nombre ‘Siempre contentos’, la instalación está situada en la calle Pintor del Oliva y puede llegar a servir 400 comidas diarias en cuatro turnos.
El impulsor del proyecto y presidente de la Asociación Benéfica Virgen de la Soledad y del Banco de Alimentos, Pepe Calderón, mostró su felicidad “pese a las numerosas trabas” y dificultades administrativas surgidas en los últimos cuatro años y medio.
“Lo mejor es ver la sonrisa a las ocho de la mañana de las personas que están detrás, en la cocina. También la felicidad de las numerosas empresas, de toda España, que han colaborado para que esto sea una realidad. Mucha gente ha apostado por lo que hacíamos y el mérito es conjunto”, añadió.
“Hay gente que está pasando hambre y quiere comer ya y es una cabezonería mía no esperar a tener los almacenes llenos si no empezar a dar comidas ya, porque vamos a hacer felices a muchas personas”, enfatizó. El comedor se ha financiado gracias a la colaboración altruista de cerca de un centenar de empresas y entidades, que han aportado los casi 1,5 millones de euros que ha costado la construcción y acondicionamiento del local, que dispone de 315 metros cuadrados útiles.
“No debe preocupar que algún voluntario diga a quién ha visto entrar al comedor porque eso no va a ocurrir. Todos ellos son gente preparada y han hecho el curso sobre manipulación de alimentos. Hay hasta un médico jubilado”, agregó Calderón. Cada turno tendrá ocho voluntarios, con una jefa de cocina, dos ayudantes y, el resto, personal que limpia la vajilla y sirve las comidas en las mesas.
Comer como invitados
“A quienes comen se les considera nuestros invitados y se les sirve en su plato como en cualquier restaurante que se precie, sin necesidad de que reciban los alimentos en una bandeja”, explicó.
El primer menú, procedente de donaciones de carniceros y fruteros, consistió en callos con garbanzos como plato principal y natillas de postre. “Quien quiera puede repetir las veces que sea preciso y habrá comida suficiente todos los días sin ningún coste, pese a ello hay quien sigue teniendo dudas. Queda demostrado que se puede trabajar por los demás de forma voluntaria y sin cobrar nada por ello”, remarcó Calderón.
La instalación podrá ser visitada por los ciudadanos que lo demanden durante todo noviembre fuera de los horarios de comedor. Sobre la escasa presencia de comensales, Pepe Calderón indicó que las reticencias iniciales de muchas personas, propias de ciudades de provincias, a la hora de acudir al recinto benéfico “tienen que desaparecer porque nadie debe pasar vergüenza, ya que lo verdaderamente vergonzoso es no poder comer”.
“Si alguien tiene hijos y no quiere traerles se les puede dar la comida en una fiambrera y no hay ningún problema”, matizó.