Hace 10 años, la mayor parte de explotaciones agrarias de Castilla y León estaban en régimen de propiedad, pero ahora esa tendencia ha dado un vuelco. Hoy predominan los arrendamientos en el campo. El porqué lo encontramos en el envejecimiento. Los mayores se resisten a vender sus tierras y para los jóvenes que se incorporan, el alquiler es la única opción y la menos costosa. Aún así, el precio por hectárea arrendada ha aumentado un 16% en una década.