Boñar se ha convertido en una villa turística imprescindible en la región debido a la belleza de su entorno y, sobre todo, a la estación de esquí de San Isidro.
Sin duda, el símbolo de Boñar es “el Negrillón”. Se trata del cuerpo de un olmo de varios cientos de años de antigüedad que preside la plaza; y otro pequeño gran símbolo de Boñar es la Iglesia de San Pedro Apóstol con el maragato, tocador de las campanas.
La Iglesia de Vegaquemada, cerca de Boñar, es una bellísima construcción de 1952 sobre los restos de la románica del siglo XI.
Las fuentes medicinales en Boñar, junto a restos e inscripciones dan fe de que hubo una tradición de balnearios en la Villa desde tiempos remotos. Como ejemplo tenemos El Balneario de San Adrián al que se le quiere dar una nueva vida y ponerlo en funcionamiento otra vez.
En el Pantano del Porma se pueden hacer actividades acuáticas. Otros puntos de interés son los bosques de Pardomino o Felechas, como muestra de hórreos vivos.
Subir el río Porma desde Puente Villarente en dirección Boñar en el mes de octubre es una experiencia inolvidable para la vista y los sentidos. Desde los chopos amarillos y verdes de la zona del Condado hasta los robles, hayas, abedules y servales de todo el río hasta Puebla de Lillo.