En el Día de la Exportación, ponemos el foco en uno de los sectores que más impulsa la economía española: el agroalimentario. Carne, vino, lácteos o cereales viajan cada semana a decenas de países. Y en ese mapa de salida hacia el exterior, los mataderos juegan un papel clave. Nos acercamos a uno de ellos, ubicado en Medina de Rioseco, en Valladolid.
Aquí todo se mueve rápido. Cada semana entran animales vivos y salen canales listas para viajar a medio mundo. El año pasado, Macrisa sacrificó 59.200 vacunos y 145.000 ovinos. "Viene el ganado vivo de distintos clientes, se sacrifica y luego se le entrega en los camiones frigoríficos que ellos tienen", explica Javier Roldán, gerente del matadero Macrisa.
El 80% del trabajo es servicio para clientes, mientras que el 20% lo comercializan ellos mismos. Pero lo que realmente marca el ritmo son las exportaciones. "Del vacuno, un 60% se queda en España, y el resto viaja tanto a Europa como a países árabes. En el ovino, la mitad va directamente a esos países", señala Roldán.
Holanda, Italia, cargas semanales. Y cada mes, Argelia, Omán o Dubái. Destinos donde la carne española es cada vez más valorada. "Les gusta mucho cómo se ceba el ganado en España, los piensos, cómo sale la carne", asegura el gerente.
Una demanda creciente que plantea un reto serio: falta ganado. "Estamos teniendo problemas con el suministro porque se están cerrando muchas explotaciones. No podemos abastecer todo lo que nos están pidiendo", advierte.
Un escenario que obliga al sector a ajustarse a un nuevo mapa ganadero, con menos explotaciones pero una demanda exterior en crecimiento.