SEMANA SANTA 2011

Pasión viviente en una berciana Jerusalén

  • Los paraguas se convierten en los protagonistas de este acto en la localidad de Corullón
  • Durante 21 años el pueblo ha dado vida a las últimas horas de Jesucristo

Vanessa Silván / ICAL

Desde hace 21 años, cada Jueves Santo, la localidad de Corullón (León) se transforma en una berciana Jerusalén para revivir las últimas horas de Jesucristo, cuya Pasión y muerte se hicieron de nuevo carne y sangre ante los ojos de las centenares de personas que este jueves asistieron a la representación en vivo de las escenas que relatan la Última Cena con los apóstoles, su prendimiento en el Getsemaní, la comparecencia ante Caifás y ante Pilatos y el fin de su calvario en la Crucifixión.

Los paraguas se convirtieron en los protagonistas de esta última edición de la Pasión viviente, que continuó adelante a pesar de la intensa lluvia que empezó a caer a partir del primer minuto de la escenificación, cuando Jesús lava los pies a sus discípulos antes de la Última Cena. La tormenta acompañó toda la representación y no amainó hasta el final, en el momento en el estando ya Cristo crucificado, el centurión romano que lo guardaba dijo "verdaderamente éste era Hijo de Dios".

Este evento lleva más de dos décadas "resucitando" a Jesús cada Semana Santa en El Bierzo gracias al trabajo de la Asociación Cultural San Esteban, que organiza este gran teatro callejero en el que participan más de 50 vecinos de la localidad –y también de Villafranca del Bierzo, que acuden como extras- que se convierten en actores para dar vida por unas horas al hijo de Dios, a María, a Judas Iscariote o a Caifás, entre otros.

Y ya lo advertía el presidente de la asociación, Elío Ares, que Corullón ha tenido su Pasión todos los años sin importar la lluvia, e incluso la nieve. La tradición arrancó en la Pascua de 1990 de la mano del maestro del colegio de la localidad, César López, quién elaboró los textos y el primer guión para ceder el testigo al párroco de Cacabelos y después a la asociación San Esteban, quien actualmente se encarga de organizar los ensayos, introducir algunos cambios en los diálogos y la ambientación musical y las luces.

Ya sea por una cuestión de fe y devoción o por interés cultural, esta recreación del calvario y la muerte de Cristo tiene un gran atractivo y ya ha sido representado en otros pueblos de la comarca, como Carracedelo y Torre del Bierzo. Los ensayos siempre son "a última hora", afirma Ares, y comienzan unas dos semanas antes del Jueves Santo porque la mayor parte de los participantes llevan tiempo colaborando con la Pasión viviente y "ya conocen más o menos los textos".

Tres años en la cruz

Ese es el caso del Jesucristo de Corullón, Javier Pumarega, que con 32 años ya ha "muerto" tres veces en la cruz y antes ya participaba en el acto en los papeles de apóstol y soldado romano. "Yo siempre he estado en la representación", explica Pumarega, quien destaca que es un orgullo para él hacer el papel principal porque le gusta colaborar con todo lo que se hace en su "pueblín".

La Pasión le viene de familia, ya que su padre también participa en la piel de Judas y de soldado y su madre es una de las figurantes con frase. Javier Pumariega –que sustituye como Jesús a José Luis Ares, que tuvo que dejar ese papel por motivos de salud pero que sigue colaborando en su organización- explica que se trata de un acto "muy familiar" y reconoce que el momento de "más vértigo" de la representación es durante el levantamiento de la cruz, cuando queda "colgado" a más de siete metros del suelo frente a la iglesia de San Miguel.

Esa última escena de la Crucifixión es para muchos la mejor de toda la representación, aunque en su recorrido deja muchos momentos emotivos. Como cada año, los actores se prepararon y vistieron en el local que la asociación tiene en la iglesia de San Esteban para, a eso de las nueve de la noche, salir hacia el prado del Perejón donde tienen lugar las escenas de la Última Cena y el prendimiento. Ya caían las primeras gotas de lluvia y se abrían los primeros paraguas.

En el prado, entre manzanos y cerezos, tuvo lugar la cena de Cristo con sus apóstoles ante la atenta mirada de centenares de personas que contemplaban la escena desde la carretera, mientras arreciaba la tormenta que causó algunos problemas con el audio. A continuación, el Señor y sus discípulos rodearon el peral que representaba el jardín de Getsemaní donde tuvo lugar la oración en el huerto y su prendimiento por los soldados romanos.

Hacía el Gólgota

Custodiado por los soldados romanos, la Pasión viviente de Corullón lleva a Jesús a las dos casas del pueblo donde tienen lugar las comparecencias ante Caifás y el Sanedrín y después ante Pilato, quien tras lavarse las manos y liberar al ladrón Barrabás le condena y le impone la corona de espinas para iniciar su camino de calvario hacia el Gólgota, ahora ubicado a las puertas de la iglesia de San Miguel.

La lluvia, que caía cada vez con más fuerza e intensidad, obligó a acelerar la representación con unos actores que llegaron calados hasta los huesos a la iglesia donde tiene lugar la última escena. Este templo románico de comienzos del siglo XII es una de las joyas patrimoniales de la localidad, junto al de San Esteban, y se convierte en un incomparable fondo para la Crucifixión de la Pasión de Corullón.

Es el momento más emotivo y de mayor belleza de la representación, con un Cristo sólo cubierto por un pañuelo blanco y la corona de espinas sobre una cruz de tres metros de altura que es elevada por los soldados romanos sobre un muro que tiene otros cuatro metros. Todo está a oscuras excepto la luz dirigida hacia la figura de Jesús en la cruz -custodiado por los otros dos ladrones crucificados- y cuya sombra es proyecta sobre el pórtico de San Miguel.

De repente, después de escuchar de fondo la representación del terremoto y la apertura de los sepulcros que según la Biblia acompañaron a la muerte de Jesús y las palabras del centurión romano que reconocía que "éste era Hijo de Dios", la lluvia perdió intensidad y amainó. La localidad de Corullón cerró así una edición más de su Pasión viviente que es, ante todo, un ejemplo del empeño y el tesón de todo un pueblo.