Un 1 de mayo de 1981, surgió en España el primer caso de un afectado por el aceite de colza. En los meses siguientes, se multiplicaron las cifras hasta llegar a los 20.000 españoles perjudicados. Hablamos con Toño, un segoviano al que le cambió la vida por comerse un bocadillo de calamares hecho con ese aceite.
El diagnóstico era claro, había ingerido aceite de colza adulterado procedente de Francia, no apto para el consumo humano. Comenzaron también unos picores insoportables y marcas por todo el cuerpo. Perdió además su dentadura y sus manos se quedaron bloqueadas por lo que tuvo que abandonar su oficio de resinero.
Como Toño más de 20.000 personas se vieron afectadas por el aceite tóxico. Seis años pasaron hasta que salió el juicio del que se cumplen ahora 30. Sentó en el banquillo a 38 aceiteras que habían vendido el producto a granel.
Gritos de rabia por las sólo 13 condenas. El Tribunal consideró que no hubo homicidio, sino simplemente un delito contra la Salud Pública aunque murieron cerca de 5.000 personas.