Ser mujer sale caro, más caro que ser hombre. Hablamos de lo que nos cuestan por ejemplo productos para el cuidado personal, como puede ser un desodorante. Facua alerta de la llamada tasa rosa, que podemos resumir en que los empresarios se aprovechan de que el público femenino está dispuesto a gastar más en según qué productos que los hombres.

Son productos de cuidado personal imprescindibles. Las empresas adecúan esos precios al comportamiento de consumo de las clientas. Ellas aceptan ese incremento.    

"Seguimos diciendo que es absurdo que si el envase es rosa para las mujeres sea más caro, pero es el consumidor quien tiene que hacerlo. El empresario pone el precio que quiere, el mercado es libre y se aprovechan de ello", dice Jesús Ulloa, presidente de Facua en Castilla y León.

Las redes sociales se hacen eco de estas denuncias. Mismo producto, en distinto color y el resultado es que siempre sale más caro el rosa. Aunque estas estrategias de marketing están dentro de la legalidad.

Lo mismo ocurre en peluquerías mixtas, donde el corte de pelo de mujer es un euro más caro que el de hombre.

En la comunidad ellas cobran un 25% menos que los hombres, pero sus productos cuestan un 37% más.