El novillero leonés de padres salmantinos Damián Castaño, se encuentra tentando en las ganaderías del Campo Charro, en un año "clave" para él durante el que, "sin prisas", quiere afianzar su carrera para tomar la alternativa.
"Si sale todo bien al principio -en las primeras novilladas de la temporada-, no me importaría tomar la alternativa en la Feria de Salamanca", ha explicado este novillero de 20 años, durante un tentadero en la ganadería de Terrones, ubicada en Narros de Matalayegua (Salamanca) y propiedad de Paloma Sánchez Rico.
A pesar de una plaza embarrada, Damián Castaño salió a tentar, ya que "el campo es fundamental para empezar la temporada bien rodado y más toreado".
En su horizonte, tres plazas de primera: Zaragoza, Madrid y Sevilla.
Ya tiene confirmada su presencia en las tres, después de que el año pasado destacara en Zaragoza y saliera airoso en Las Ventas, a pesar de sufrir una cornada grave en Madrid durante el ciclo de agosto.
Es consciente de que "un triunfo gordo" en Zaragoza, en mayo, le vendría muy bien para que le llamaran a torear en otras plazas importantes y tiene depositadas muchas de sus ilusiones en La Maestranza, donde debutará.
La temporada la iniciará el próximo marzo y, seguramente, a falta de que se hagan públicos los carteles, comenzará en 2011 en las novilladas del Carnaval del Toro de Ciudad Rodrigo (Salamanca), donde el año pasado cortó dos orejas.
Aún así, Damián Castaño, que nació en Cistierna (León), aunque reside en Salamanca, insiste en que no tiene "ninguna prisa por tomar la alternativa", ya que, "primero hay que dar el batacazo fuerte como novillero", para que luego, como torero, no se quede parado.
Damián Castaño, hermano del matador de toros Javier Castaño, debutó con picadores el 14 de junio de 2009 en Ledesma (Salamanca), donde logró indultar uno de sus novillos.
Ha logrado triunfos relevantes como novel del toreo en El Bolsín Taurino de Ciudad Rodrigo o el certamen de Zamora.
Damián Castaño quiere ir paso a paso, junto a su apoderado José Ignacio Cascón, para que las ansias de triunfar no mermen sus perspectivas.