Vivir rodeado de malos olores no es sólo una incomodidad. Puede acarrearnos serios problemas para la salud. La contaminación odorífera inunda nuestras ciudades. Valladolid acoge estos días un Congreso Internacional, en el que se aborda todo lo relacionado con estas emisiones tan poco agradables para nuestro olfato.

Chimeneas industriales, vehículos, alcantarillas. Los malos olores nos rodean a diario, y proceden de lugares a veces insospechados, como los crematorios.

Minimizar el impacto de estos efluvios es el objetivo de esta cuarta Conferencia Internacional sobre Gestión de Olores. A lo largo de 40 presentaciones, expertos en la materia ofrecen sus soluciones para un problema ante el que cada vez somos más intolerantes.

Pero ¿Podemos calificar de forma objetiva cuándo un olor es malo? ¿Cómo se mide el impacto de una emisión sobre nuestro olfato?

Esta conferencia en Valladolid ha servido también como marco de encuentro para los miembros de la Asociación Medioambiental Internacional de Gestores del Olor. Representantes de consultoras, asociaciones ciudadanas o universidades, entre otros, que intentan que nos movamos en un mundo un poco más respirable.