Fue con una carta firmada el 13 de febrero de 2007. Miguel Delibes se dirigió a Carmen Rodríguez Jiménez-Alfaro, sobrina-nieta del fundador de Fasa en Valladolid, para informarle de que era "demasiado tarde" para realizar el retrato de Manuel Jiménez-Alfaro por su delicado estado de salud, a pesar de la cercanía que siempre mantuvo por su amistad.
Seis años más tarde y sabida la estrecha relación entre el insigne autor vallisoletano y el 4/4, primer coche fabricado en Valladolid, esa misiva se leyó este jueves en el Museo de la Ciencia por el escritor y periodista Ángel María de Pablos en un acto que la Asociación de Amigos de Renault España celebró para rememorar los 60 años de la primera fábrica de automoción en el país, naves que vieron nacer al primer utilitario, y que este jueves contó con el protagonismo de cuatro de los trabajadores de los inicios, en los años 50, que relataron sus vivencias.
El acto contó con la presencia de seis unidades del 4/4, entre ellos el primero que salió de la planta vallisoletana en 1953, único automóvil en España declarado Bien de Interés Cultural (BIC).
Posteriormente realizaron un recorrido por el Paseo Zorrilla para volver al lugar de partida. Apoyaron la celebración diferentes representantes del Ayuntamiento, la Junta y la Delegación del Gobierno, que mostraron su respaldo continuo con la firma del rombo, tal y como aseguró el director ejecutivo de Renault España, Antonio Alastuey.
En su carta, Delibes recordaba los inicios del vehículo, denominado por ellos 'Aiguita', y explicaba que el 4/4 "fue la primera piedra del despegue económico de Valladolid y Castilla". El escritor convenció al director de El Norte de Castilla para adquirir una unidad "para las necesidades del periódico" y, cuando éste accedió, el propio Delibes fue a veranear unos días a Suances con su familia para probarlo. "Podía con todo", señalaba en la misiva a Carmen Rodríguez Jiménez-Alfaro, presidenta de la Asociación.
Pero también se llevó el primer susto, más bien convertido en anécdota. "Al llegar lo guardé en una cochera. Al día siguiente, no lo movía ni Dios, no arrancaba, hasta que alguien de los veraneantes dijo que era por un bloqueo", sostenía Delibes, quien a partir de ese momento entendió la modernidad del automóvil y, tras arrancarlo, "el coche fue directo hacia la playa".
Tras el adquirido por el periódico, el propio escritor compró un 4/4, uno de los miles que circulaban por Valladolid y el conjunto del país, en una fábrica que acababa de arrancar. "Valladolid y Renault no deben separarse nunca", terminó Delibes.
Inicios suicidas
Pero esos inicios no fueron fáciles, sino prácticamente "suicidas, hacia el abismo", explicó precisamente Carmen Rodríguez Jiménez-Alfaro, quien destacó durante su intervención, en un acto conducido por el periodista Enrique Berzal, la relevancia de su tío-abuelo en un proyecto que empezó a finales de 1951, cuando un grupo de empresarios vinculados a Valladolid, sin relación anterior con la industria automovilística, recibieron la oferta del coronel Manuel Jiménez-Alfaro para crear una sociedad mercantil para la construcción de automóviles Renault. De esta manera nació la primera fábrica privada de automóviles en serie que hubo en España.
En ese año, Jiménez-Alfaro consiguió la fabricación en Valladolid del vehículo Renault 4/4, cuyo contrato fue cedido por la marca francesa a su nombre y a título personal, pues no obtuvo apoyo oficial. Dos años más tarde fueron presentadas las 12 primeras unidades por las calles de Valladolid.
La sociedad FASA se constituyó en un periodo récord, pero la resolución ministerial fue denegatoria por la posibilidad de difícil viabilidad. La decisión de los accionistas fue contraatacar a través de José Antonio Girón, ministro de Trabajo y muy relacionado con Valladolid, que posteriormente visitó la fábrica.
Sobre la historia, que se puso de nuevo sobre la mesa en Valladolid, Carmen Rodríguez Jiménez-Alfaro recuerda que "60 años para una empresa no es tarea fácil y conocer los orígenes ayuda a aprender y valorar lo que Renault es ahora". "Los que tenemos menos de 60 años siempre vinculamos Valladolid a Renault, gracias al tesón y trabajo de don Manuel, que consiguió abrir una fábrica de automóviles, un suicidio para aquella época", relata.
Pero el nuevo constructor de coches era "inteligente, jovial, ameno y contaba chistes, y poner en marcha esa idea es un ejemplo del tesón de aquella época, porque no había empresa en España de esas características y era el primer utilitario". De hecho, Jiménez-Alfaro se vio obligado a trasladar su despacho y su casa a las nuevas naves, para poder atender de primera mano la empresa.
Antonio Alastuey realizó un balance industrial de estos 60 años y subrayó que la factoría primitiva, la del 4/4, funcionó hasta 1991, con la fabricación de dos millones de unidades los primeros años. A ellos se suman casi seis millones de vehículos en 35 años en Montaje 2, hasta finales de 2012, y otros tantos en Palencia. En total, más de 14 millones de coches, con 21 millones de motores y 22 de cajas de cambio en Sevilla.
El ejecutivo evidencia la importancia de España para la firma, ya que de aquí sale uno de cada diez vehículos de Renault, así como el 40 por ciento de los motores totales. Por ello, recordó que "muchos ven en Renault el mejor destino para los trabajadores". "¿Qué padres no quieren lo mejor para sus hijos?", se preguntó Alastuey, en referencia a la demanda que las factorías reciben para la contratación de jóvenes, muchos de ellos con familiares en la empresa.
Por último, recordó que Renault "debe mucho a la sociedad y a su entorno, y éstos a la propia firma, "y se pretende devolver lo que la sociedad ha dado".
Orgullosos del 4/4
Eduardo de la Fuente, Eduardo Pastor, Carlos Devesa y Fernando Casas podrían ser cuatro trabajadores cualesquiera de la ciudad de Valladolid en los años 50, pero fueron cuatro "privilegiados", como ellos mismos admiten, de los llamados pioneros del 4/4 y que contribuyeron con su esfuerzo a levantar la fábrica. Conocen muy bien la historia de Renault en Valladolid, pues forman parte de ella.
De la Fuente entró con el número 4. Tenía 17 años en 1953 y recuerda que la sociedad atravesaba "problemas económicos y de capital". Entró de botones gracias a un familiar que era el primer trabajador de la compañía "y hacía funcionar todo aquello", cuando los primeros talleres se encontraban en Arco de Ladrillo. "A partir de ahí empezó todo. Se formó una pequeña piña y las naves se construían de noche y día", rememoró.
Eduardo Pastor contaba con 24 años y se jubiló cuando cumplía 37 en la planta. "Conozco la vida de casi todos", dice. Desarrolló su actividad como jefe administrativo con el número 47, pero Manuel Jiménez-Alfaro le encomendó formarse como fotógrafo para captar las mejores instantáneas de una fábrica que quedarían para la historia.
En una mesa redonda que sirvió para recordar momentos emotivos, Carlos Devesa, que accedió con el 61, sostuvo que en la planta "hacía mucho frío" porque carecía de electricidad en muchas ocasiones y a ellos se adaptaban los trabajadores, hasta que se puso en marcha la Subestación de La Mudarra. Pero a pesar de las bajas temperaturas, "el buen ambiente siempre permitía que alguien pasara con un buen café".
Devesa comentó que los primeros coches se fabricaban sobre unas "burretas sin ruedas" y con la ayuda de un grupo de franceses que hacían labores de seguimiento. "Incluso los planos estaban en francés, algo que al final no era problema", recordó el trabajador entre anécdotas. Espetó además que entre los empleados se encontraban dos generaciones: los de la guerra y los que habían sido niños en la contienda. Pero todos ellos coincidían en las ganas que "había de que prosperara el país, porque fue un momento extraordinario".
Privilegiados entre la sociedad
Desde el punto de vista social, el trabajador de Fasa era un "privilegiado porque desde el primer momento se ganaba más que la media". A ello se añadía las ayudas del Gobierno por el matrimonio y por número de hijos, medidas implantadas para aumentar la natalidad y que tenían su reflejo en la fábrica, en la que un empleado ganaba de media 145 pesetas a la semana, entre dos y tres veces más que lo que ingresaba la calle, dado que cuando se puso en marcha la prima de producción, los salarios se dispararon en Renault.
Fernando Casas, que entró con el número 424, recuerda que la plantilla vivió la salida al mercado del 4/4 "como cuando tienes un hijo y le ves andar sólo". El primer viaje, el 12 de agosto de 1953, lo vivió como espectador, pues aún no era trabajador de Fasa. "Para mí fue un orgullo en el 54 entrar a trabajar en un coche que significaba mucho", concluyó.