En una mano, el martillo; en la otra, el guillo. Golpes secos y precisos abren el bloque en sucesivas mitades. Con la uñeta, esos golpes consiguen que la pizarra se abra en finas láminas. El trabajo del labrador es una percusión en la que intervienen la maña y la fuerza en la proporción que indica el refrán, inmutable desde que hace 30 años esta comarca de La Cabrera encontró en la piedra negra su propia reforma laboral.
Antes, el pueblo sobrevivía de la ganadería y la agricultura. Hoy, sólo esta empresa tiene 170 empleados. Vienen de pueblos de Orense y de León y extraen y procesan la pizarra que se vende, casi en su totalidad, a Francia. Empresa del año en El Bierzo, La Baña es el proyecto de nueve hermanos que más que empresarios de consideran "currantes", como todos.