El Convento de San Andrés configuraba un impresionante complejo monástico en Salamanca, dañado durante la Guerra de la Independencia y luego derruído en la desamortización. De él nos queda un pozo de las nieves, un curioso sistema empleado durante siglos para conservar el hielo.
"Cogían los témpanos de hielo, ponían una capa de paja, una de hielo, otra capa de paja, y así sucesivamente. Venía a durar el hielo aproximadamente hasta septiembre", explica Jesús Málaga,
Director del Centro de Estudios Salmantinos.
El Ayuntamiento de Salamanca acaba de aprobar un presupuesto de 300.000 euros para restaurar ese pozo de las nieves utilizado por el gigantesco convento, así como las bodegas abovedadas del complejo, hoy llenas de agua. También se han localizado los restos de una antigua torre que permitirá tener una idea de la importancia del complejo.
"Este era uno de los monasterios más grandes que tenían los carmelitas en España. Aquí venían también a estudiar, por ejemplo San Juan de la Cruz. No solamente era convento.
Hoy queda un auténtico entramado subterráneo que baja siete metros sobre el nivel actual de la calle. Un espacio de misterio que será en breve un enorme reclamo turístico junto a la muralla medieval de Salamanca.