La que está llamada a ser la mayor Exposición Universal, y la más cara con su coste de 32.000 millones de euros, ha comenzado haciendo honor a las costumbres del país anfitrión: con un espectáculo de proporciones mastodónticas.

Tras una breve ceremonial oficial y el tradicional izado de bandera, centenares de bailarines han escenificado complicadas coreografías para dar la bienvenida a los 189 países participantes de la Expo de Shangai. A éstos les han seguido varias actuaciones de estrellas de la música asiática y alguna europea, como el tenor italiano Andrea Bocelli.

El saludo al mundo de la ciudad más poblada de China ha continuado en el exterior. Desde el río Huangpú y el Delta del Yangtsé, toneladas de fuegos pirotécnicos han iluminado la superficie equivalente a más de 1.000 campos de fútbol sobre la que se asientan los pabellones de la Expo.

600.000 visitantes diarios

Se espera que las instalaciones de la muestra reciban una media de 600.000 visitantes al día desde este sábado hasta el próximo 31 de octubre. Millones de viajeros que verán una China moderna y abierta tal y como el Gobierno de Hu Jintao pretende que el mundo perciba a Pekín, y por lo que lleva meses remodelando la ciudad, con edificios vanguardistas y nuevas infraestructuras, como grandes autopistas y hasta una nueva terminal en el aeropuerto.

El presidente chino ya expresó sus intenciones en el banquete previo a la inauguración. "Es una gran oportunidad para China y también para el mundo", señaló, "esta Expo presenta China al mundo, una nación con una civilización de más de 5.000 años que disfruta de un desarrollo y unos cambios rápidos a través de las reformas y la apertura".

Denuncias de organizaciones pro Derechos Humanos

Al igual que durante los pasados Juegos Olímpicos de 2008, se teme que la limpieza no sea sólo estética, sino también social y política. En los últimos días crecen las voces por parte de los defensores de los Derechos Humanos sobre la extrema vigilancia e incluso detenciones de opositores del régimen oficial.

No obstante, la mayoría de los habitantes del mayor centro financiero del mar de China, ven en la Expo una oportunidad más para incrementar sus negocios. Por ejemplo, Xu Qing, residente en Shangai, se encuentra molesto por las incomodidades que entrañan millones de visitas a la ciudad. "Las restricciones del tráfico no son lo más convenientes para los residentes", explica Qing a la Agencia Reuters, "pero traerá a Shangai muchas oportunidades para hacer negocios".