Han pasado 10 meses de obras para resolver los problemas de humedad y desintegración de la piedra de los 3 ábsides sustituyendo, reparando y consolidando algunas de las piezas y retirando el jardín unos para impedir que el agua se filtre en los cimientos.

Pinturas de gran interés escondidas antes tras este retablo que ha sido trasladado de ubicación. En otro de los ábsides, esta capilla de la Inmaculada escondía otro resoro que ha salido a la luz y que representa a la Anunciación.

Tras ello, hoy las paredes y las bóvedas de estos ábsides lucen limpios por la uníón de esfuerzos de la parroquia y el obispado junto a la Fundación Patrimonio histórico de la que esta intervención solo es un ejemplo.

Sobre su futuro ha preferido no pronunciarse, de momento el presente pasa por esta iglesia del siglo XII ubicada en el centro de la capital amurallada.