El estado de alarma cerró los velatorios. La desescalada permitió su reapertura, pero ya nada iba a ser igual. "No se podían hacer ceremonias, no se podían hacer acompañamientos, no se podían hacer prácticamente la mayor parte de los servicios de los que consta un servicio funerario", recuerda el secretario General  de Panasef, Alfredo Gosálvez.

"En muchos casos, las salas no se han alquilado, tampoco la gente ha contratado flores, recordatorios... Es decir, un montón de cosas que van añadidas con los servicios funerarios", afirma el gerente de Nevasa, Santos González. No se han podido prestar esos servicios porque no era posible y la gente además ni los demandaba. Menos ingresos por más trabajo. "Normalmente tenemos una media de unos tres o cuatro servicios diarios y durante la época punta hemos llegado a tener hasta quince. Hemos tenido que contratar más medios y realizar horas extra", explica Santos González.

La crisis también ha llegado a las funerarias más pequeñas. "Lo que han hecho ha sido reorganizarse, ayudarse. Hay empresas de toda la geografía nacional que han ayudado en aquellas zonas donde más necesidad había por impacto del covid", afirma Alfredo Gonsálvez. Lamentan no haber podido hacer su trabajo al completo. "Nos hemos dedicado durante muchos meses a ser lo que no nos gusta ser, meros transportadores de fallecidos", continúa Gonsálvez.

A pesar del aumento de las defunciones, durante la primera mitad del año los beneficios se han reducido un 40%.