En pleno debate sobre el modelo autonómico, el Estatuto de Autonomía de Castilla y León cumple 28 años la próxima semana. Un proceso largo en el que gran parte de las negociaciones se centraron en delimitar el territorio de la Comunidad. El proceso se abría en octubre de 1977 con la Constitución de la Asamblea de Parlamentarios y diputados provinciales de Castilla y León y meses después con la Comisión Mixta.

Castilla y León siguió un proceso similar al de la mayor parte de las comunidades iniciado en 1977. España estrenaba democracia y eran tiempos de ilusión y dar forma a la idea de Castilla y León surgida en tiempos de la Primera República con la idea de crear un estado federado en torno al Duero, sin embargo había que romper con algunas ideas estereotipadas.

Era necesario resolver multitud de cuestiones como la compleja configuración territorial, tras la decisión de La Rioja y Cantabria de formar comunidades uniprovinciales, la inclusión o no de León fue una de esas cuestiones en las que el Ministro de Gobernación, Rodolfo Martín Villa, leonés de nacimiento jugo un papel determinante.

El 27 de junio de 1981 la Asamblea Castellana y Leonesa en Salamanca aprobaba el texto del Estatuto de Autonomía. Su tramitación coincidiría con las elecciones de 1982, lo que retraso su aprobación hasta 1983.