Dos de cada tres españoles piensan que podríamos vernos involucrados en una guerra en los próximos años. Aunque recuperar el servicio militar obligatorio no está sobre la mesa del actual Gobierno, sí se nota un incremento en el número de jóvenes que quieren ingresar en la carrera militar.
En Castilla y León, la cifra de aspirantes a tropa creció en 114, aunque descendió en 20 la de candidatos a oficiales y suboficiales. Las mujeres siguen abriéndose paso en los oficios castrenses y ya representan el 12% de los nuevos ingresos.
Rodrigo Rumín Serrano tiene 19 años y se está formando en la Academia de Caballería de Valladolid. "Quería meterme a este mundo porque había visto a mis padres y era algo que me gustaba. A la vez vi este trabajo como algo para toda la vida y, encima, si te gusta, hay que aprovecharlo", explica.
Los padres de este zaragozano son militares, lo que ha influido en su decisión de ingresar en las Fuerzas Armadas. Es uno de los factores que pueden fomentar que los jóvenes se decanten por esta vida, pero no es el determinante, según un estudio de los profesores Aja Valle, de la Universidad de Córdoba, y Rueda-López, de la UNED.
"La vocación es lo que mueve a una persona joven a ingresar en las Fuerzas Armadas. Hay dos motivaciones: una es el alto prestigio de la institución militar y la otra es el altruismo activo", señalan los investigadores.
El estudio ha analizado qué ha motivado la entrada de jóvenes en las Fuerzas Armadas durante 20 años y concluye que se desmiente el cliché económico. "No es el hecho de que las condiciones laborales o la precariedad que afecta a la gente joven motive o sea un factor determinante para acceder a la carrera militar. Tanto en periodos de bonanza económica como de crisis, la principal motivación es servir a España", aseguran.
El análisis apunta también a la fascinación por lo castrense como una de las principales motivaciones.