CRÍTICA CINEMATOGRÁFICA

John Carter

  • ¿Por qué desilusionarnos cuando vamos al cine con el corazón en la mano? Protesto enérgicamente por lo que considero la importura a la que he sido sometido

José S. Isbert / rtvcyl.es

FICHA TÉCNICA

  • Película en 3D: John Carter
  • AKA: John Carter of Mars
  • Dirección: Andrew Stanton
  • País: USA. Año: 2012
  • Duración: 132 min
  • Género: Acción, aventuras, ciencia-ficción, fantástico
  • Interpretación: Taylor Kitsch (John Carter), Willem Dafoe (voz original de Tars Tarkas), Lynn Collins (Dejah Thoris), Samantha Morton (Sola), Mark Strong (Matai Shang), Ciarán Hinds (Tardos Mors), Dominic West (Sab Than), James Purefoy (Kantos Kan), Daryl Sabara (Edgar Rice Burroughs), Polly Walker (Sarkoja), Bryan Cranston (Powell), Thomas Haden Church (Tal Hajus).
  • Guión: Andrew Stanton, Mark Andrews y Michael Chabon; basado en la novela “Una princesa de Marte”, de Edgar Rice Burroughs.
  • Producción: Jim Morrison, Colin Wilson y Lindsey Collins
  • Música: Michael Giacchino
  • Fotografía: Dan Mindel
  • Montaje: Eric Zumbrunnen
  • Diseño de producción: Nathan Crowley
  • Vestuario: Mayes C. Rubeo
  • Distribuidora: The Walt Disney Company
  • Estreno en USA: 9 Marzo 2012
  • Estreno en España: 9 Marzo 2012
  • Calificación por edades: No recomendada para menores de 7 años.

SINOPSIS

La película lleva a la gran pantalla una aventura épica que se desarrolla en el devastado planeta Marte, un mundo habitado por tribus guerreras y seres salvajes. John Carter, un veterano de la Guerra Civil americana, se ve inmerso en una nueva y misteriosa guerra con un extraño ejército de marcianos, entre los que se encuentran Tars Tarkas y la princesa Dejah Thoris.

La CRÍTICA

¿Por qué desilusionarnos cuando vamos al cine con el corazón en la mano? Protesto enérgicamente por lo que considero la importura a la que he sido sometido.

Lo esencial está dicho, pero os daré más detalles. Perdonadme un momento, que enjuge una lágrima no sé si de pena o de enojo. Empezaré por desnudarme ante vuestra atónita mirada: adoro a Disney desde chiquitito. He visto la mayoría de las películas que han producido y, como buen admirador de aquel Genio, estuve en Disneyland siete veces con y sin mis nenes, que es lo suyo, aunque no me llevé al perro (la verdad es que se murió hace años, y eso de pasear la urna con las cenizas para enseñársela a los muñequitos se me antojó cual memez supina. Loco estoy y lo asimilo, pero hasta ese extremo no llego). O sea, que soy cumplidor a rajatabla con mi deber de fidelidad a un Masón que cambió la forma de divertirse.

¿Qué mosca me ha picado entonces? Pues lo dicho. Llevaba semanas esperando a que se estrenara “John Carter”, soñando con la versión en 3D de la magnífica novela de Burroughs. La publicidad fue extraordinaria. ¿Los tráileres? Tentadores como pocos. Así que me calcé las gafotas que nos dieron y me compré un gigantesco bote de pop-corn (léase palomitas), dispuesto a gozar con mi peli.

Dos horas y casi media después salí de la sala con la impresión de que me dieron gato por liebre otra vez, como me pasó con “Dune”. Si es que no aprenderé jamás, inocentorro hasta las orejas, tan grandes por cierto como las de mi ilustre abuelo...

¿Qué le reprocho a la cinta? Lo primero es la insípida versión de Andrew Stanton, Mark Andrews y Michael Chabon. Stanton se metió donde nadie le llamaba, pudiéndose haber contentado con dirigir, que falta hacía, pues hasta en eso falla. De cómo aniquilar una buena historia a zarpazos, como si con dinero bastara.

Las incoherencias abundan, y cuesta entender al principio quiénes son los personajes. Los nombres son todos muy raros, marcianitos según dicen. Las situaciones carecen de tensión dramática y de lógica, sucediéndose las imágenes con efectos especiales logrados. No hay grano para moler, no hay materia literaria, todo resulta artificial, suma de descosidas secuencias inspiradas de otras fuentes.

“Avatar” y “La Guerra de las Galaxias” están presentes en la mente del espectador desde el minuto uno. Y prefiero los originales. Para que el paciente lector me entienda: la diferencia fundamental entre “Avatar” y “John Carter” está en que la primera es un mundo de colores con una extensa gama que seduce al cristalino, y en la segunda todo es ocre como el pandero de un indio.

Taylor Kitsch (John Carter) no tiene carisma, o a lo mejor se lo ha olvidado. Su pareja con la bella Lynn Collins es tan improbable como que se enamore de mí Ava Gardner. Las escenas de combates carecen de espectacularidad y de tensión a pesar de los millones. Las naves espaciales parecen copias de otras que ya hemos visto en películas del mismo tipo. Los personajes se desenvuelven sin densidad cual globitos en el aire. ¿Comprendéis que esté iracundo, por no decir muy mosqueado?

¿Con qué me quedo? Con los paisajes de Utah, soberbios y fotografiados con real talento. Pero con tanto desierto y arena, se le quitan las ganas a uno de irse a hacer turismo a Marte...

He dicho.