Hace tan sólo 40 años la ganadería extensiva obligaba a los pastores a contar con refugios que les protegieran, a ellos y su ganado, de la noche y los depredadores. En los Arribes del Duero los cabreros idearon unas pequeñas construcciones para proteger a las crías: los chiviteros. Los mejor conservados se encuentran en la localidad zamorana de Torregamones.
Manuel Ángel ha utilizado estas pequeñas construcciones toda su vida.