Los establecimientos hoteleros de la capital y de los municipios más turísticos de Soria registran una ocupación del 74 % de media durante los tres primeros días del puente, una ocupación "irregular" marcada por el avance de la COVID y la climatología, según el sondeo realizado y facilitado por la Agrupación Soriana de Hostelería y Turismo (Asohtur).
La ocupación tiende a la baja a medida que transcurre el puente festivo hasta llegar al 50 % en martes, día laborable, cuando el grueso de turistas comienza a abandonar los establecimientos.
Las reservas han ido fluctuando durante las pasadas semanas, cuando algunos establecimientos llegaron a confirmar un cien por cien de ocupación.
El avance del COVID y la meteorología han complicado las reservas, que han ido reduciéndose paulatinamente, según este mismo sondeo. La ocupación de las casas rurales es superior y alcanza una media del 83 %, según los portales de reservas.
Más ayudas
El presidente de la Agrupación Soriana de Hostelería y Turismo, Pablo Cabezón, ha señalado que a pesar de que se está trabajando mucho en determinadas fechas, no se puede "hablar de grandes facturaciones mensuales porque los picos de los puentes y de algún fin de semana no terminan de compensar las escasas reservas de los días laborables".
"El turismo de interior pelea contra la estacionalidad desde hace años, pero ahora la estamos acusando más y el porcentaje de ocupación desciende más de lo normal en días laborables", ha asegurado el representante de la sectorial soriana.
En esta situación, el sector reclama más inversiones en campañas institucionales. "Es absolutamente necesario el apoyo de todas las instituciones", ha instado.
"Hemos reclamado por escrito a los ayuntamientos de la provincia la flexibilidad en la normativa de terrazas y veladores durante 2022, así como la bonificación de tasas por estos conceptos", ha explicado Cabezón.
El presidente de los hosteleros ha advertido de que "queda todo el invierno por delante, los meses de temporada baja en la provincia", y ha manifestado el temor de que la nueva variante del COVID, Ómicron, complique la situación sanitaria y obligue a adoptar nuevas limitaciones de actividad.