Diego decidió quedarse en pueblo de Valladolid hace 38 años. Hoy sigue siendo su hogar, el lugar donde están sus raíces. El mundo rural a veces no acepta la diversidad sexual. "Es importante que donde vives seas aceptado o que te entiendan". Diego reconoce que no se enfrentó a ninguna situación de discriminación aunque sí tuvo que aparentar ser quien no era. En la escuela pasó una de las mejores épocas de su vida. A los 18 años comunicó a su entorno su orientación sexual.

Actualmente es concejal en el ayuntamiento y aunque es un vecino más, a veces las miradas son inevitables: "Es un pueblo y siempre es interesante la vida de los demás, sobre todo, si es algo nuevo o diferente", destaca. Pero Diego se lo toma con naturalidad, la mejor forma para continuar recorriendo su camino.