Desde el mes de septiembre, en el monte Dehesa de Magaña funcionan 115 sensores como estos repartidos en 122 hectáreas. Recogen datos sobre la presión, la humedad, la temperatura y la calidad del aire que permiten analizar la evolución del monte. Además, se trata de un sistema pionero que reduce considerablemente el tiempo de detección de incendios y envía una alerta al centro provincial de mando.