La celebración del Samaín volvió a tomar el pueblo de Garray. Las raíces celtas resurgieron durante una fiesta que, año tras año, atrae a más público y se consolida como una de las citas más esperadas. La noche comenzó en el Graderío de Numancia, donde se encendieron las antorchas de las seis naciones celtas. El acto continuó con un desfile hasta las orillas del río Duero, donde se relató la historia del Samaín y se hizo una pequeña representación que culminó con la quema de la hoguera y el posterior baile en torno al fuego.