La chabola y los perros de Santos fueron calcinados, hace una semana, en el barrio de La Ventilla. La noticia conmocionó a muchos burgaleses que, desde entonces, no han parado de donar ropa y comida para que este hombre sin hogar recupere parte de lo que las llamas se llevaron. Un amigo le ha prestado un piso temporalmente y otra conocida le ha dejado a cargo de un cachorro de cinco meses. La asociación Proanbur se va a hacer cargo de su manutención y ya ha mantenido una reunión con el Ayuntamiento para intentar que los albergues y comedores sociales permitan la entrada de estos animales instalando, por ejemplo, jaulas individuales que también correrían a cargo de la asociación. Su vicepresidenta espera que esta mala experiencia sirva para modificar, por fin, las normas de estos lugares.