Los músicos ponen la banda sonora en las calles y los ayuntamientos marcan el ritmo. En León les cobran un euro diario, en Burgos sólo tienen que ser educados, y en Palencia pueden llegar a dar el salto a otro tipo de escenarios.
Hablamos con Sivil, quien ha tenido que pedir una autorización. Toca cuatro horas diarias, pero no saca mucho. Lleva siete años amenizando a los vallisoletanos. Este búlgaro alegra la jornada laboral. Aunque no todos son grandes músicos, por eso Madrid ha decidido ponerles un examen, en Bilbao deben conocer al menos 10 canciones y en Santiago de Compostela cambiar de sitio cada media hora.
Algunos a penas hablan español, otros juegan en casa pero todos ponen el ritmo del centro de nuestras ciudades.