220 participantes han participado en esta convocatoria en la que, lo de menos era llegar primer o último. La condición es que las bicicletas tuvieran al menos 35 años y la sugerencia que los atavíos fueran también clásicos. Desde los cascos te tiras de cuero, a las cámaras enroscadas en el torso por si había pinchazos. Algunos llegaron de lejos con bicicletas de casi cien años.

En el pelotón también había viejas glorias del ciclismo que pese a nacer en Rusia desarrollaron parte de su carrera vinculados a Soria.

Y otros que, pese a que los años no pasan en balde no quieren no queren bajarse de la bicicleta, la retoman de vez en cuando para recordar tambièn viejos tiempos y reencontrarse con antiguos compañeros.

En esta carrera todo ha sido diferente, desde la indumentaria de algunos, que distaba mucho de la habitual en el ciclismo, hasta los controles de avituallamiento. En la Villa medieval de Calatañazor no había ni barritas energéticas ni bebidas insotónicas. Cerveza, vino en bota, chorizo y torreznos.